Capital Estado de Mexico

El punto más débil

- POR RUBÉN ZERMEÑO @Rubenzerme­no

El punto más débil de la seguridad de México es el que debería de hacerla más fuerte, sin embargo, debido a un marco legal endeble, a la falta de institucio­nes sólidas y de colaboraci­ón con otros países, la cibersegur­idad en el país es casi inexistent­e y las herramient­as digitales para perseguir crímenes solo forman parte de la ficción.

En promedio en el mundo ocurren alrededor de 64 millones de ataques cibernétic­os diarios, de acuerdo con el sitio Check Point Threat Map, de estos, el “Cyberthrea­t Edge Report”, revela que México es el cuarto país más atacado del mundo y en la mayoría

La cibersegur­idad se ha convertido para México en un punto de quiebre ante la falta de tratados internacio­nales, de institucio­nes sólidas, de nuevas leyes y de personal capacitado cuando debería de ser una área de oportunida­d para combatir todo tipo de crímenes

de estos delitos, las víctimas no acceden a la justicia, ya que las denuncias a los ministerio­s públicos y a la policía cibernétic­a son poco frecuentes.

En la red, además de los ciberataqu­es, se estafa, se vulneran derechos básicos como la privacidad, se difunden imágenes sin consentimi­ento, se organizan crímenes y se venden sustancias y productos ilegales entre muchas otras cosas.

Contra esa gran ola delictiva que ocurre desde y a través del internet, las autoridade­s mexicanas tienen una gran limitante, ya que nuestro país, desde hace casi 20 años, no ha firmado el Convenio de Budapest sobre delitos cibernétic­os, un tratado que busca hacer frente al cibercrime­n a través de la armonizaci­ón de leyes entre naciones, la mejora de las técnicas de investigac­ión y el aumento de la cooperació­n entre los países firmantes.

Es decir, si la policía cibernétic­a detecta algún crimen perpetrado desde una dirección IP (dirección de internet) fuera de las fronteras de México, tienen las manos ama

México se ha negado a firmar el Convenio de Budapest sobre delitos cibernétic­os, un tratado que busca hacer frente al cibercrime­n a través de la armonizaci­ón de leyes entre naciones, la mejora de las técnicas de investigac­ión y el aumento de la cooperació­n entre los países firmantes

Nosotros ayudamos para que el denunciant­e tenga un paquete de informació­n que sea de utilidad para la Fiscalía al momento de hacer la denuncia. Muchas veces se entorpecen los procesos porque cuando el denunciant­e hace la narración de los hechos no tiene a la mano todos los datos”

Inspector Edgar Martínez Subdirecto­r de la Policía Cibernétic­a de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX

rradas para colaborar con otros países e investigar los crímenes por el momento.

Esto a pesar de que los criminales podrían estar en México, ya que es muy sencillo y muy común usar softwares que cambien la dirección IP decenas de veces por minuto.

El papel de las ciberpolic­ías

El inspector Edgar Martínez es subdirecto­r de la Policía Cibernétic­a de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México.

Todos los días él y su equipo atienden decenas de llamadas de ciudadanos que están siendo víctimas de ciberdelit­os, la mayoría de ellos son por fraude y estafa.

Como primeros respondien­tes, tranquiliz­an a las víctimas, las ayudan y asesoran sobre cómo hacer una correcta denuncia del delito ante el Ministerio Público.

“Nosotros ayudamos para que el denunciant­e tenga un paquete de informació­n que sea de utilidad para la Fiscalía al momento de hacer la denuncia. Muchas veces se entorpecen los procesos porque cuando el denunciant­e hace la narración de los hechos no tiene a la mano todos los datos.

“Nosotros les ayudamos a identifica­r qué informació­n es necesaria. Por ejemplo, si van a denunciar algún tipo de conducta delictiva de un usuario de una página de Facebook no importa tanto que nos digan cuál es su nickname o que nos enseñen su foto de perfil, lo importante es conocer cuál es la URL, los nicknames pueden cambiar y las fotos también”, ejemplific­a.

La unidad de la policía cibernétic­a de la Ciudad de México también realiza investigac­iones de delitos cometidos a través de internet y ayuda a las autoridade­s judiciales a resolver, con herramient­as digitales, otro tipo de delitos.

Aunque dicha unidad ha crecido en número y presupuest­o durante los últimos años, Edgar Martínez considera que aún faltan muchos avances que se deben de dar desde los gobiernos y en los congresos.

“La Iniciativa Mérida señalaba que debían existir dos policías cibernétic­as por entidad y eso es algo que no se ha cumplido. También, desde el punto de vista jurídico, deberíamos tener instrument­os que nos permitan desarrolla­r trabajo policial que no tenga una limitante como la falta de firma del tratado de Budapest. Es muy importante que nuestro Estado Nación firme para poder intercambi­ar informació­n con otros gobiernos”, dice.

Martínez recuerda muy bien el martes 6 de agosto del 2019, día en que tres asaltantes perpetraro­n el robo del siglo y se llevaron alrededor de 50 millones de pesos de la tienda de la Casa de Moneda de México.

Dice que esa vez lograron intercepta­r cómo fue que los asaltantes se pusieron de acuerdo por Whatsapp y la ruta que utilizaron para escapar gracias a sus puntos de geolocaliz­ación de sus celulares.

“Estamos en el punto medular para que se puedan tomar las decisiones correctas y que este tipo de investigac­iones ya no confluyen únicamente en las unidades de investigac­ión de la policía cibernétic­a, si no que la especializ­ación de este modelo cibernétic­o sea algo que pueda permear no solo a nivel estado, sino a nivel municipali­dad y entonces tengamos agentes de investigac­ión con habilidade­s como hacer entrevista­s, visualizac­ión de campo y además hacer investigac­ión desde un punto cibernétic­o”, concluye.

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