“¡Al ladrón!”, grita el rector
Igual que el presidente López Obrador, quien –con el objetivo de desviar la atención hacia otra dirección que no sea él y las inútiles estrategias de la 4ªt– agrede sin motivo alguno a Antorcha Campesina cuando no tiene nada que informar de su trabajo, el rector de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), José Solís Ramírez, ataca a la organización social, un día sí y otro también, para apartar de su persona los ojos de la comunidad estudiantil, quien mira indignada la inacción del responsable universitario para poner fin al paro de actividades de estudiantes y docentes –que dura ya más de un mes–, quienes plantearon una serie de reivindicaciones económicas y de infraestructura educativa, sobre las cuales el rector se pronunció hace unos días en una “mesa de diálogo”, que él convocó y que él mismo terminó, sin dar respuesta a los estudiantes de Chapingo.
A un mes del paro de actividades que afecta a más de doce mil estudiantes y docentes de esa Casa de estudios, tanto de la sede principal, ubicada en el municipio mexiquense de Texcoco, como de las unidades y algunos centros regionales, y ante la presión de la comunidad estudiantil, el rector de la UACH publicó un comunicado en video en la página oficial de la Universidad Autónoma Chapingo, el pasado miércoles 28 de septiembre, en el que culpó -como siempre- de la falta de labores universitarias a la organización Antorcha Campesina, sin demostrar (una vez más) su acusación. Al otro día -jueves 29 de septiembre- llamó “a dialogar” a los estudiantes organizados en la CURECH (organización estudiantil de Chapingo que encabeza el paro de actividades) y, nuevamente, el rector acusó al Movimiento Antorchista de ser la responsable del problema rompiendo la reunión cuando los estudiantes le exigieron solucionar las demandas estudiantiles.
Sin embargo, la comunidad estudiantil no cree en la acusación del rector, toda vez que en tres años de administración no ha hecho nada bueno por la Universidad y sí, en cambio, en febrero pasado agredió a los estudiantes que exigieron el regreso a clases presenciales, cuestión que no agradó al dirigente máximo universitario, lo que provocó su enojo y la serie de calumnias que les infligió en aquella ocasión.
En esta ocasión, en que la falsa acusación recayó en contra de los militantes de Antorcha Campesina que forman parte de la comunidad universitaria, en las redes sociales chapingueras se observa cómo cientos de estudiantes desestimaron el ataque y, en cambio, dirigieron comentarios negativos en contra del rector por no atender las necesidades de la comunidad estudiantil.
O sea, dichos comentarios negativos en contra del rector hablan a las claras que no hay más culpable que él mismo, dado que en tres años de administración no ha hecho nada bueno por la UACH y tampoco lo ha hecho en torno a las necesidades planteadas por la comunidad universitaria. Por si hicieran falta datos que comprueban que Antorcha Campesina no tiene nada que ver en el paro de labores y que esta acción es decisión exclusiva del estudiantado, tenemos que, en esta semana que termina, 12 comunidades de estudiantes y maestros, en igual número de departamentos, en los siete estados de la República mencionados, acordaron continuar el paro hasta que no se realice una asamblea general. Entonces, ¿dónde está la culpa de Antorcha Campesina? En ningún lado, señor rector, los jóvenes universitarios no se dejan engañar por sus gritos desaforados de ir tras el ladrón, porque bien saben que el único culpable es usted.
Andrés Manuel López Obrador y la 4ªt, de la que forma parte el rector Solís, se ensañan en contra de Antorcha Campesina, pero la acusan sin prueba alguna y a eso se les llama calumnias.
Los militantes de Antorcha Campesina, al igual que las acusaciones que el rector nos hizo en febrero pasado, las tomamos de quien viene: de un hombre sin escrúpulos al que no le cree la comunidad universitaria a la que dice dirigir.
En torno a las acusaciones en contra de Antorcha Campesina, estamos ante un clásico caso del delincuente que grita: “¡Al ladrón, al ladrón!”, cuando en realidad quien está en falta es el mismo gritón.