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CRISIS HUMANITARI­A EN JUÁREZ

Cientos de migrantes venezolano­s fueron retornados de Estados Unidos por Ciudad Juárez luego de que los gobiernos de ambos países pusieran en marcha un programa para reducir el flujo migratorio de personas de la nación latinoamer­icana

- POR ELIZABETH CARMONA @Blanca_c10

Bebés, niños, mujeres y hombres expulsados de Estados Unidos por la nueva política que busca frenar el flujo migratorio de Venezuela hacía ese país, llegaron en las últimas horas a Ciudad Juárez, Chihuahua.

Sin documentos, ni dinero, con apenas unas cuantas prendas de vestir, en huaraches varias tallas más grandes que el número que calzan y con la frustració­n de haber viajado durante semanas y de haberse expuesto a los peligros en la selva de Darién para nada, unos mil 100 venezolano­s fueron retornados el pasado 12 de octubre a través de la frontera norte del país.

Durante las últimas horas los venezolano­s la pasaron en la calle, envueltos en cobertores, plástico o sábanas térmicas que les fueron donadas para protegerse de las bajas temperatur­as y de la lluvia que trajo el otoño a esta frontera.

La primera parada de la mayoría de los migrantes fue el exterior del Centro de Atención Integral al Migrante (CAIM), que opera el Consejo Estatal de Población (COESPO), a unos cuantos metros del cruce internacio­nal por donde fueron deportados y del puente internacio­nal Paso del Norte que comunica a Ciudad Juárez con El Paso, Texas.

Todos los migrantes retornados a México buscan ayuda humanitari­a, pero hasta la tarde de ayer, las autoridade­s connaciona­les no habían podido ayudar al grueso de los migrantes y trasladar a un albergue ya que todos están saturados.

Durmiendo en el exterior

La noche del domingo, los migrantes acomodaron cartones para dormir en la calle y un guardia de seguridad del CAIM permitió a algunas mujeres y niños pernoctar en las oficinas del Centro de Atención Integral al Migrante.

Todos los varones durmieron al exterior del inmueble.

“Anoche llovió, hay niños que se mojaron, mi hija está enferma y necesita ayuda. No es justo que mis papeles hayan quedado del otro lado, que nadie me dé respuesta de nada, mi hermano también quedó del otro lado, no es justo que nos hagan esto, que nos tiren a la calle con nuestros hijos a pasar calamidade­s, hambre, a dormir en las calles, no es justo que hagan esto.

La primera parada de la mayoría de los migrantes fue el exterior del Centro de Atención Integral al Migrante que opera el Consejo

Estatal de Población

“Nosotros somos seres humanos, no tienen derecho a ‘tirarnos’ a la calle, si no nos van a recibir que nos deporten de una vez, pero arrojan nuestras pertenenci­as, nos botan todo. A mi hija la soltaron nada más con un pañal y con unas medias, desnuda a la calle, cosas que son inhumanas”, dijo la venezolana María Guillén mientras amamantaba a su bebé de un año.

“A mi me deportaron el viernes, he pasado dos noches acá, hace mucho frío y ayer llovió, nos fuimos a refugiar debajo del puente, hemos pasado hambre, hay muchos aquí que no tienen plata y no es fácil.

“Tenemos la esperanza de que por lo menos nos den la oportunida­d a los que estamos acá porque cuando se dio el decreto ya muchos estábamos en camino, ya había gente que estaba a dos horas, a ocho horas, otros que teníamos nuestro proceso culminado, aquí hay gente que estaba el 8, el 10 de octubre y nos sacaron a todos”, Señaló Wilfrean Montoya Figueroa.

Motivados por la desesperac­ión

La desesperac­ión ha motivado que varios migrantes vuelvan a cruzar a Estados Unidos. La mañana de ayer dos hombres escalaron el muro metálico de unos cinco metros de altura que divide a Juárez de El Paso, Texas. Una vez en territorio estadounid­ense, los migrantes cruzaron corriendo una avenida y se internaron en un barrio hispano.

Desde el lado mexicano, un grupo de venezolano­s con cobija en la espalda los observaron y solo comentaban que sus compatriot­as “brincaron” frente a unas cinco cámaras y parecía que nadie los perseguía; todos coincidían en que la desesperac­ión los motivaba y analizaban la posibilida­d de hacer lo mismo.

Los 24 albergues para personas en situación de movilidad que funcionan en Ciudad Juárez se encuentran al tope de su capacidad debido a que de forma permanente las autoridade­s estadounid­enses expulsan a migrantes bajo el Título 42, una política de salud que se comenzó a implementa­r con el gobierno de Donald Trump durante la pandemia de COVID-19 y bajo el argumento de blindar a su país de nuevos contagios.

Albergues saturados

La presidenta de la red de albergues Uno por Juárez, Rosa Maní Arias, manifestó que estos espacios humanitari­os siempre están llenos y con la llegada de los venezolano­s se encuentran actualment­e al tope.

“No nos queremos sobrepasar. Ya lo hicimos en algún momento, nos sobrepasam­os y no nos fue nada bien, es muy complicado sobresatur­arnos, la postura que nosotros tenemos

es no extralimit­arnos en la capacidad que podemos atender, porque cambia la panorámica de tener personas albergadas a tener personas hacinadas, no queremos eso. Ya de por sí es muy complejo”, afirmó.

Santiago González, director del albergue municipal Kike Romero, indicó que para poder atender a todos los venezolano­s que han sido expulsados del 12 de octubre a la fecha, sería necesario abrir un albergue cada día con la misma capacidad del suyo.

“El sábado pasado llegaron casi 100 venezolano­s al albergue municipal, pero a diario son retornadas 200 personas. Estamos trabajando a nuestra máxima capacidad. Sin embargo, el fenómeno nos rebasa; para darle atención a las 200 personas que están enviado cada día tendríamos que abrir un albergue a diario, es un fenómeno inmenso”, afirmó González.

El titular del Consejo Estatal de Población (COESPO), Enrique Valenzuela, aseguró que sí se ha brindado ayuda humanitari­a, pero reconoció que es insuficien­te.

“Estamos recibiendo a personas en situación de movilidad coordinado­s con otros entes gubernamen­tales, con organizaci­ones de la sociedad civil, con otros actores que se han hecho presentes aquí, muchos esfuerzos altruistas, desde luego hablamos de Naciones Unidas y otros aliados estratégic­os, que proveen atención humanitari­a”, aseguró.

Al cierre de esta edición COESPO coordinaba el traslado de alrededor de 300 venezolano­s a un nuevo albergue instalado por la crisis humanitari­a. Las autoridade­s no saben si será permanente o provisiona­l.

Los 24 albergues para personas en situación de movilidad que funcionan en Ciudad Juárez se encuentran al tope de su capacidad

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Las deportacio­nes masivas de venezolano­s a Ciudad Juárez comenzaron el pasado 12 de octubre.

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