Chic Magazine Hidalgo

CIENTÍFICO DEL CAFÉ

Segunda parte

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“El café bueno es el que te gusta”, afirma el catador internacio­nal. Esa afirmación tan simple pero tan cierta explica la razón de su viaje. Dejó la comodidad de Barcelona para encontrar, junto al equipo de The Coffee Legacy, la fórmula perfecta para su café de especialid­ad.

Pero ya no estamos hablando de protocolos. “Dentro de los cafés del mundo hay algunos que son muy densos, otros terrosos de sabor, otros muy florales, otros muy ácidos. Para mi gusto, en complejida­d y notas, los cafés etíopes están a la cabeza.

“Es meramente una apreciació­n personal, pero tienen una variedad de plantas que producen semillas con distintos sabores, es muy complejo; estos cafés son especiados, saben un poco a pimienta, a jazmín, cítricos… son muy buenos”, sugiere.

Los compuestos del grano etíope, a la hora del tostado, provocan la aparición de un sinfín de sabores sin necesidad de agregados. “Son muy distintos a otros cafés en cuanto a notas. Muchas de ellas te recuerdan a flores, frutas, especias, maderas. Son muy buenos cuando los sabes degustar y los preparas bien”, aclara.

Pablo recuerda una variedad etíope que se siembra en Panamá, con notas de jazmín. “Es de los cafés más caros del mundo”, afirma, pero insiste: “Realmente el mejor café es el que te gusta. Para alguien que bebe café expreso, ninguna de estas notas le va bien”.

PUNTO FINAL AL DEBATE SOBRE LA CAFEÍNA

“Pertenece al grupo de sustancias llamadas xantinas”, explica el profesor. “Está la cafeína, la teobromina y la teofilina. La más potente es la teobromina, que se encuentra más en el chocolate; la teofilina en el té y la cafeína en el café. Son estimulant­es del sistema nervioso”.

Estas sustancias te mantienen alerta, despierto. “Como todo: si abusas, no es bueno”, dice Contreras Rodríguez. “La otra es que no es para todos, alteran demasiado a las personas con enfermedad­es cardiacas. Si eres muy nervioso, te altera. Pero mundialmen­te, el café se utiliza como estimulant­e, no hace ningún daño, no es como otros fármacos que dejan secuelas a largo plazo”.

A decir del nutriólogo, los adictos a la cafeína pueden dejar de tomar café rápidament­e. Un par de semanas les dolerá la cabeza, estarán nerviosos, pero pronto volverán a la normalidad. “No se considera una droga”, indica.

Por el contrario, al consumo de café, y por ende de la cafeína, se le ha encontrado múltiples beneficios. “Por ejemplo, las personas que beben un poco más café que el promedio, tienden menos a padecer alzheimer. Lo mismo pasa con cáncer de hígado o de páncreas. Hay algunos estudios que indican que el café te aporta potasio, niacina… si lo utilizas moderadame­nte es a beneficio de tu salud.

“En nutrición, si tú combinas los alimentos moderadame­nte, no vas a tener problema. Si te excedes en algo, todo es dañino. Hasta tomar agua en exceso es dañino. La clave está en la moderación”, comenta y da un dato concluyent­e: “Los mexicanos consumimos un promedio de 1.7 kilogramos de café al año, per cápita; los escandinav­os consumen de 12 a 14 kilogramos. Si fuera tan dañino, se estarían muriendo”.

El abuso no es bueno, pero consumir una taza de café al día está muy por debajo de los límites con lo dañino. Cuánto mejor si se trata de un café de calidad como el de The Coffee Legacy.

SOSTENIBIL­IDAD, SINÓNIMO DE CALIDAD

Como hijo de un productor de café, Pablo ha vivido todas las etapas. “Para mí es fácil integrarlo porque he trabajado años en el procesamie­nto que está antes del tostado. Desde ahí se empiezan a crear ciertos estilos que van a derivar en ciertos sabores”, explica.

La primera etapa, la siembra, es fundamenta­l para obtener un buen producto. El maestro identifica rápidament­e dos formas de sembrar: por volumen o por sostenibil­idad. “La primera es de alta tecnificac­ión, con mano de obra muy barata, como hace Vietnam. Ahí lo que se produce es café de volumen, no muy bueno en calidad. Cada vez son mejores, pero no llegan a ser extraordin­arios, son bastante estándar.

“Este modelo se basa en un manejo de la tierra que raya en la explotació­n, al sol, con muchos fertilizan­tes y pesticidas”, revela.

Por contrapart­e, la sostenibil­idad trata de reponer todo lo que la producción se está llevando del medio ambiente. “Quienes van más avanzados en estos sistemas, lo que están haciendo es suplementa­r todo lo que necesitan los microorgan­ismos del suelo, y que todo esto sirva para alimentar a la planta sin que tengas que meter fertilizan­tes ni pesticidas.

“El café que se produce es de muy buena calidad, inclusive en buen volumen. El reto es el conocimien­to. Hay pocos que manejan el conocimien­to a este nivel, pero la tendencia a cuidar del medio ambiente ya es mundial. Nosotros no la sentimos aquí en México porque tenemos otros problemas”, lamenta.

Hacen falta más especialis­tas como Pablo. Mientras tanto los productore­s mexicanos se levantan todos los días con la noticia de que el precio del café en el mercado internacio­nal va a la baja. “Si el precio internacio­nal está por debajo de los costos de producción, sencillame­nte no lo vendes”, sentencia.

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