VIENDO PORNO
POR: DR. JESÚS AMAYA GUERRA, PH.D. CATEDRÁTICO E INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD DE MONTERREY
La semana pasada una maestra de primaria descubre que una de sus alumnas, 9 años de edad, estaba viendo pornografía en su ipad en el salón de clases. La maestra al preguntarle a la niña por qué lo hacía, según el periódico San Antonio Express de San Antonio, Texas, le respondíó: “Sólo busco lo que mi padre me hace por la noche.” Esta confesión denunció a su padre y fue encarcelado. Este fue un acto de abuso sexual que cientos de niños sufren día a día por familiares, amigos o desconocidos. Totalmente reprobable y sancionado severamente. Pero, además me llama la atención cómo ahora más que nunca niños, y no solamente adolescentes, tienen acceso a la tecnología abierta al Internet y están siendo expuestos muy tempranamente a pornografía explícita. Varios estudios nos alertan que el promedio de edad que el niño está expuesto a la pornografía ( hardcore) es a los 8 años de edad. Antes que llegara el Internet a nuestras vidas, el promedio de edad que veían pornografía ( softcore) en las revistas era hasta los 13 y 14 años de edad. Existen tres niveles de pornografía en los Estados Unidos: Softcore: Exposición explícita del cuerpo humano. Mediumcore: Exposición explícita en una relación íntima entre un hombre y una mujer. Hardcore: Exposición explícita de relaciones extremas como sadismo, masoquismo, relaciones íntimas con animales y muertos, etcétera. Nuestros hijos no solamente son expuestos más tempranamente a la pornografía sino, además miran escenas totalmente distorsionadas de lo que es una vida sexual madura y saludable.
¿Cuáles son algunas de sus consecuencias negativas al ver
pornografía ( hardcoresex) muy tempranamente? Según Michael Flood, director del Centro de Investigación Australiana en Sexualidad, Salud y Sociedad, reportó en su artículo: “The Harms of Pornography Exposure Among Children and Young People” (Los Daños de la Pornografía en Niños y Adolescentes) publicado en Child Abuse Review: “Despierta el líbido tempranamente ocasionando impulsos y deseos de tener una intimidad física inmediata, facilita una adicción a la pornografía difícil de eliminarla en la adultez, aumenta el riesgo de embarazos prematuros y adquirir enfermedades de transmisión sexual en edades muy tempranas, aumenta la violencia y violación hacia la pareja, se destruye la autoestima, se incrementa la depresión y pensamientos suicidas ante el conflicto de lo que soy y la presión del deber ser según el internet, interfiere en su desarrollo e identidad, etcétera.
Papás estemos alertas con lo que nuestros hijos ven en sus celulares, tabletas y computadoras. Tengamos canales abiertos de diálogo y no de censura. Supervisemos los horarios y contenidos que manejan. Jamás les demos tecnología si no hay madurez, responsabilidad y sobretodo autocontrol.