Mario Ramos en entrevista
Perteneciente a la tercera generación de una familia especializada en la joyería, MARIO RAMOS busca expandir los horizontes de su marca.
Mario Ramos está consciente que el mayor reto al frente del negocio que inició su abuelo en 1948 es continuar el legado de calidad y confianza de las piezas que fabrican. Sus primeros recuerdos son precisamente en la joyería que su abuelo Mario Ramos Rojo atendía personalmente en el centro de Culiacán, Sinaloa.
“En aquel entonces no existían los centros comerciales, las joyerías estaban en los centros de las ciudades y fue así que empecé a aprender lo que era el comercio, ya que convivías de cerca con todo tipo de negocios. Me tocó ver el trato que mi abuelo le daba a sus clientes y años más tarde trabajar de la mano con mi papá, aprendí muchísimo de ambos”, recordó.
La empresa familiar que está próxima a cumplir 70 años de servicio se ha consolidado en el mercado por fabricar joyería fina, además de ser concesionarios de las marcas de relojería más prestigiadas a nivel internacional, pero son sus diamantes las piezas más buscadas por sus clientes.
“Nos hemos enfocado muy fuerte en el tema de los diamantes, para nosotros el anillo de compromiso sevolvió un producto icónico dentro de la empresa, yo mismo cuento con la certificación GIA (Gemological Institute of America), así como varios de nuestros vendedores para ofrecer a nuestros clientes los estándares más altos de calidad”, explicó. En su taller se fabrican anualmente alrededor de dos mil pares de argollas, con un proceso 100 por ciento artesanal, el cual garantiza su durabilidad. Y aunque tienen la capacidad de producir piezas para distribuidores externos, trabajan solamente para cubrir la demanda de las 11 joyerías que actualmente tiene la marca en el norte de México.
“Lo más importante para nosotros son nuestros clientes, queremos que sigan considerando a sus joyas como unos verdaderos tesoros, por ello nos esforzamos en ofrecerles lo mejor”, dijo.
Tras concluir sus estudios en Economía y una maestría en Negocios, Mario tomó la batuta de la casa joyera en el 2000, experiencia que además de ser enriquecedora, es un alto compromiso por la tradición de la marca.
“El crecimiento ha sido constante, para mí es un orgullo decir que somos distribuidores de 14 marcas de relojería fina, entre ellas Omega y Cartier. Para nosotros tener esas marcas es un objetivo porque sus procesos de selección son muy exigentes, ellos buscan empresas sólidas, especialmente en el tema de la confianza”, aseguró.
“Nacimos y crecimos en Culiacán y llegó el momento en que nos vimos obligados de salir de esa ciudad porque la plaza nos quedaba chica para las aspiraciones que como empresa y familia teníamos. Hoy estamos presentes en siete ciudades y planeamos expandirnos a corto plazo al centro y sur del país”. -MARIO RAMOS-