PEDRADASY PEDRAZOS

Tenemos desde el sábado nuevas legislaturas: la del Congreso de la Unión en la Ciudad de México y la del Congreso del Estado, en Nuevo León. En ambas ya comenzaron las Pedradas con el “pirateo” de diputados y como ejemplo local está el caso del PRI, que ya se jaló a dos que fueron electos bajo las siglas del Partido Encuentro Social. Reflejo la capacidad de negociación del coordinador tricolor, Francisco Cienfuegos, quien asumió por segunda vez una diputación local. En la Cámara Baja del Congreso de la Unión, pasó algo similar con tres legisladores del Partido Verde. Decidieron sumarse a Morena, porque al igual que el PES, decidieron que no serán diputados sin partido; ambos entes partidistas desaparecen por no haber alcanzado el 3 por ciento de la votación que la ley les exige… Pero más allá de los malabares de los diputados recién estrenados para no sentirse “huérfanos”, despertó el morbo político la visita del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, con una agenda bastante extraña que comenzó en el mismísimo aeropuerto de Monterrey, en donde le dio una improvisada audiencia al gobernador Jaime Rodríguez en la minúscula mesa de una cafetería. Hay quienes interpretan el hecho como una falta grave de protocolos y una informalidad poco común en personajes de su nivel, desatando las Pedradas, cuando la respuesta podría ser más simple: el visitante escogió un territorio neutral, franco, para no generar compromisos: no el Palacio de Gobierno, ni siquiera la camioneta blindada del gobernador. Se nota el colmillo retorcido de López Obrador…