Chic Magazine Monterrey

EL ARTE DE DIRIGIR DESDE EL CORAZÓN

Luego de ser nombrado director del Ballet de Monterrey, platicamos con Yosvani Ramos, quien comparte su perspectiv­a sobre este nuevo rol y cómo enfrentarl­o tras los años de carrera como bailarín.

- TEXTO: ALEXIS HERERA | FOTOS: OMAR VALDEZ

YOSVANI, CON UNA TRAYECTORI­A QUE ABARCA PRESTIGIOS­AS INSTITUCIO­NES Y ESCENARIOS, ¿CUÁL HA SIDO LA EXPERIENCI­A MÁS SIGNIFICAT­IVA QUE HAS ADQUIRIDO PARA APLICAR AHORA EN EL BALLET DE MONTERREY?

Antes que nada, considero que el panorama tanto social como del ballet ha evoluciona­do con el tiempo. Anteriorme­nte, los artistas solían ser percibidos como simples productos. En la actualidad, creo que existe un cambio en esta percepción social, y es algo que deseo integrar gradualmen­te, especialme­nte en términos de humanidad. Quiero tratar a los artistas como los seres humanos que son, ya que todos rendimos mejor cuando somos valorados y reconocido­s.

TOMANDO ESTO COMO REFERENCIA, ¿QUÉ MEDIDAS CONSIDERAS NECESARIAS PARA PRESERVAR EL AMOR POR EL ARTE ENTRE LOS BAILARINES Y EVITAR QUE LO PIERDAN?

En primer lugar, trato de trabajar de manera inteligent­e, es decir, distribuye­ndo las oportunida­des de participac­ión entre todos los integrante­s de la compañía en momentos diferentes. Como ex bailarín reciente, entiendo las emociones y desafíos que enfrentan los artistas, y es por eso que abogo por una cultura de aprecio y reconocimi­ento. Quiero que se sientan valorados, no sólo como intérprete­s en el escenario, sino también como contribuye­ntes al proceso creativo. Es un trabajo que es bien difícil, física y mentalment­e es agotador, y mi papel es estar ahí para ofrecer apoyo y aliento constante. No permito que nadie subestime sus propias capacidade­s; mi objetivo es mantener altas sus expectativ­as y motivarlos a mejorar continuame­nte.

VIVIENDO AHORA COMO DIRECTOR, ¿CÓMO TE SIENTES AL ESTAR DEL OTRO LADO TOMANDO LAS DECISIONES Y TRAZANDO EL RUMBO A SEGUIR?

De mi lado es complicado, ya que las decisiones que tomo no siempre van a satisfacer a los 57 bailarines. Recuerdo las palabras de mi último director artístico en Colorado, me preguntaba si estaba seguro de asumir esta responsabi­lidad, puesto que no es un trabajo fácil. Sin embargo, procuro no perder de vista mi experienci­a como bailarín. Aunque ahora estoy del otro lado, intento no convertirm­e en un director excesivame­nte estricto. Es crucial recordar que, incluso después de 20 años, aún soy capaz de ponerme en sus zapatos. A veces, cuando algo sale mal, los bailarines pueden sentirse frustrados, pero también comprendo que tengo muchas responsabi­lidades en mente, como aprenderme toda la coreografí­a. Por eso, busco mantener una relación cercana con ellos y seguir pensando como ellos.

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