EN PORTADA: Florentino Terán

Un hombre de tez rosada, barba del color de la nieve y vestido con un traje rojo, es la figura de la esperanza en esta época, a quien, miles de niños de todo el mundo le escriben una cartita contándole lo bien que se han portado y confesándole su gran des

Todos esperan esa noche donde él aparezca, la tarea de este personaje navideño no es para nada fácil, ir, venir, hacer los juguetes para los más pequeños del hogar y llevar la alegría a aquellos que la necesitan.

Pero ¿quién es este señor al que todos esperan con gran

emoción e ilusión? Ésta es la primera vez que leerás la verdadera historia del Santa Claus Tampiqueño tras 40 años de anonimato. Después de investigar por varios años e insistir para que nos concediera una entrevista, lo logramos a través de sus hijos y nietos quienes nos ayudaron a convencerlo. Todo empezó un diciembre de 1977 cuando Florentino Terán Álvarez, reconocido contador de la zona, gracias a su gran y noble corazón, aceptó la petición de su cuñada, maestra de un kínder en la colonia Borreguera, de apoyarla en un proyecto donde 19 alumnos recibirían esa Navidad un regalo. Él tuvo una visión más allá, compró un traje de Santa Claus para esa ocasión especial, sin pensar que ese año cambiaría su vida por completo. En esa primera ocasión comenzó con un show en el que cantaban villancicos y posteriormente le entregaba a cada niño su respectivo obsequio, dándoles un mensaje de amor.

“FUE TANTA LA EMOCIÓN DE MI ESPOSA Y MÍA DURANTE ESA PRIMER VISITA QUE DECIDIMOS CONTINUAR CON LA HERMOSA ENCOMIENDA QUE DIOS NOS HABÍA PRESENTADO”.

Al término de clases se encontró con la sorpresa de que los niños de los cuatro salones más de ese kínder estaban llorando porque Santa no los había visitado. Le invadió la tristeza porque solamente iba preparado para el salón de su cuñada, por lo que prometió regresar para llevar felicidad a todos. Al año siguiente pidió la lista de todos los alumnos, su esposa con gran alegría le ayudó a personalizar cada regalito, formando un equipo en familia unidos por los más necesitados. Desde entonces cada año reparte un aproximado de 400 juguetes, acompañado de abrazos y enmarcado de cientos de sonrisas inocentes.

“TENGO MUCHÍSIMAS EXPERIENCIAS QUE HAN ENRIQUECIDO MI ALMA; TANTAS SONRISAS, TANTAS MIRADAS ALEGRES Y CARITAS DE SORPRESA DE LOS NIÑOS, SON HISTORIAS QUE SOLAMENTE EL QUE AYUDA A LOS DEMÁS RECIBIRÁ”.

Durante su recorrido por preescolar y al conocer un poco más de algunas familias, se fue percatando de las carencias que vivían día a día, gracias a la iniciativa de su esposa, en algunas ocasiones apoyaron con ropa invernal. Una de las cosas más difíciles y que hasta la fecha lo lleva en su corazón, fue cuando en una ocasión un niño de entre nueve y 10 años le dio una carta, al momento de abrirla se encontró con una gran sorpresa; Querido Santa Claus, yo tengo mucha ilusión de que me regales unos tenis que nunca he tenido en mi vida, calzo del 4.5; en ese momento regresó a buscarlo, preguntó por él por todos lados y nunca dio con su paradero, un momento de frustración. A veces, estamos preocupados por personas de otros países. Lo que nuestro Santa nos recomienda hacer es que cada quien regale algo de lo que tenga, sin esperanza de reciprocidad, que desde nuestra trinchera ayudemos al necesitado ya que la mayor satisfacción es dar algo y saber que el único que lo sabe es Dios.