Fue eterno: celayense
Para Ángel Flores, de 39 años, un celayense que radica en Ciudad de México desde hace varios años, los segundos que duró el temblor se le hicieron eternos.
Dos horas después del simulacro sísmico en el que participó, se encontraba en el cuarto piso de un edificio público ubicado en la calle Toledo, cerca de la avenida Reforma, cuando detectó el movimiento.
“Estábamos en la oficina y en eso comenzó a tronar el edificio, le dije a una compañera que estaba temblando y nos salimos por unas escaleras que están pegadas al edificio, estaban muy angostitas, pero nos pegamos a la pared”, narró.
Durante la bajada del cuarto al tercer piso todo transcurrió con normalidad, hasta que llegaron a la segunda planta se fue la luz eléctrica y las lámparas de emergencia no se prendieron. Todo quedó a oscuras.
De inmediato, una de las personas que evacuaban el edificio, prendió la luz de su celular y pudieron seguir adelante, hasta que las escaleras comenzaron a moverse y una parte del techo a desprenderse.
“En eso empezaron los movimientos trepidatorios (de un lado a otro) y a caerse el plafón del techo, me alcancé a agarrar del tubo del barandal y aún así me pegué en el muro, se me hizo eterno, se escucharon llantos, gritos y salimos lo más pronto que podíamos”, dijo Ángel.
Al salir al punto de reunión, intentó comunicarse con su mamá y sus hermanos radicados en Celaya, pero no lo logró, pues la señal del celular se había perdido. Después de varios minutos pudo avisarles que estaba bien. Debido a que diversos servicios colapsaron y de que suspendieron las actividades laborales, tiene planeado regresar a Guanajuato, mientras pasa la contingencia en la Ciudad de México.