Corredor Industrial

Buscan a niños entre escombros

Rescatista­s y voluntario­s continuaro­n durante la madrugada la búsqueda de alumnos del Colegio Enrique Rébsamen; ayer rescataron a 11 personas

- Agencia Reforma Ciudad de México

Militares y voluntario­s mantenían anoche la búsqueda de más de 30 personas -según cifras del Presidente Enrique Peña- en los escombros del Colegio Enrique Rébsamen.

En las rejas de una unidad habitacion­al de la calle Rancho Tamboreo, a 200 metros de la escuela colapsada, colgaban tres cartulinas con nombres.

En dos estaban anotadas 29 personas (la mayoría niños) que fueron trasladada­s a hospitales. En la tercera, la lista de 22 menores, maestras y trabajador­es del Colegio desapareci­dos.

Así se vive el rescate

El grito de un rescatista cruzó la esquina de Calzada de las Bombas y Prolongaci­ón División del Norte, en la Colonia Nueva Oriental Coapa.

“Necesitamo­s mangueras”. Y agregó: “Mangueras para darle de comer a los niños”.

Desde su megáfono, y elevado en un poste gracias a una escalera, el rescatista lo mismo pedía serruchos que detenía el flujo de productos innecesari­os ya, como palas.

El megáfono era la conexión entre la masa de voluntario­s y los rescatista­s y militares, que anoche mantenían la búsqueda de más de 30 personas en los escombros del Colegio Enrique Rébsamen.

Al filo de las 21:00 horas, el nombre del menor Sergio Hernández fue borrado de la lista. Había sido encontrado y su nombre era coreado a gritos para que sus familiares lo acompañara­n en el traslado.

Durante toda la tarde, las ambulancia­s entraron y salieron de la colonia ubicada en Tlalpan, trasladand­o menores.

En la noche, el ritmo de traslados se fue volviendo lento y angustiant­e para los familiares que llegaron buscando a sus hijos. Cuando cayó la noche, se dificultó el rescate, pero la búsqueda se mantenía.

Los brigadista­s pedían silencio a los cientos de ciudadanos que se congregaro­n para ofrecer ayuda.

En el lugar ya sobraban víveres y medicinas, pero los socorrista­s pedían a gritos tanques de oxígeno, mascarilla­s pediátrica­s, lámparas con pilas, sierras eléctricas, pinzas para cortar metal, psicólogos, sondas fisiológic­as, puntas nasales, tubos endotraque­ales, una camilla...

Y cinturones que eran usados para improvisar camillas en carretilla­s de materiales.

Los vecinos del colegio abrieron sus casas para habilitarl­as como centros de acopio, mientras la Policía capitalina y el Ejército batallaban para mantener acordonada la zona.

En las calles, dos plantas de luz funcionaba­n con gasolina, lo que permitía mantener iluminada la zona del desastre.

Una nube de polvo se levantaba frente al colegio donde ayer el sismo dejó atrapados a un centenar de menores.

En la larga noche que se avecinaba, la esperanza se gritaba cada vez que un menor era encontrado.

Pasadas las 10:00 de la noche, un grito animó a rescatista­s y voluntario­s: “¡Familiares de Fátima Navarro!”.

Otra niña había sido rescatada.

Pero en la lista de desapareci­dos, una treintena de nombres dejaba ver la larga faena por venir.

A lo largo de la avenida, vecinos organizaro­n cadenas humanas, con las que iban acercando polines, palas. Los brigadista­s recibieron apoyo de operadores de trascabos. La Marina Armada de México también incluyó el uso de binomios caninos para la localizaci­ón de sobrevivie­ntes.

Estudiante­s de Medicina que estaban en el lugar armaron espacios para dar atención a los niños que no pudieran ser trasladado­s a los hospitales Ángeles Acoxpa, Ángeles del Pedregal y el Hospital Naval.

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Foto: Tomada de Twitter Ayer por la noche, en la escuela Enrique Rébsamen se juntó un gran número de voluntario­s para salvar niños atrapados bajo los escombros. /
 ??  ?? Casas y edificios quedaron literalmen­te sepultados entre escombros.
Casas y edificios quedaron literalmen­te sepultados entre escombros.
 ??  ?? Minutos después del temblor la gente comenzó a ayudar.
Minutos después del temblor la gente comenzó a ayudar.
 ??  ?? Hombres y mujeres llevaron cubetas para cargar escombros.
Hombres y mujeres llevaron cubetas para cargar escombros.
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Se organizaro­n mecanismos de trabajo entre civiles para retirar los escombros.

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