La furia del ‘85
Hace 32 años un terremoto de 8.1 grados despertó a la Ciudad de México y provocó la muerte de miles de habitantes y el derrumbe de edificios y casas
Ayer, hace exactamente 32 años, sobrevino la furia de la tierra con un sacudida de 8.1 grados Richter, que se volvió eterna por el brincoteo que sacudió la Capital de la Ciudad de México.
Esa mañana del 19 de septiembre de 1985 millones de mexicanos despertaron con el Jesús en la boca. El movimiento de tierra ocurrió a las 7:17:47.
En las costas de Michoacán, a casi 400 kilómetros del entonces llamado Distrito Federal, las placas tectónicas Cocos y Continental se deslizaron de manera violenta. La onda de choque tardó casi dos minutos en atravesar las sierras, subir hasta el altiplano y golpear el corazón de la capital del País.
Al estupor por los chicotazos del terremoto, siguió el miedo y, mientras se sacudía y tronaba la tierra, sobrevino el terror: casas agrietadas, muros destruidos y edificios sacudiéndose y viniéndose abajo.
En sus dos minutos de duración, el gran sismo derrumbó un total de 400 edificios y dejó a otro millar listo para ser demolido.
Las principales calles de las colonias Condesa, Roma, Juárez, Centro, Viaducto, Morelos y Tlalpan permanecieron cerradas al tránsito, volviéndose peatonales y en improvisados hospitales donde el ambiente era desgarrador. Sólo el silencio sepulcral y el ulular de las sirenas de las ambulancias reinaban.
La población, como un resorte, entró en acción igual que los equipos de rescate. Por las calles desfilaban mujeres, estudiantes y trabajadores con palas, cascos, linternas y carretillas. De norte a sur y de este a oeste. El objetivo: rescatar a las víctimas que se encontraban bajo montañas de escombros de edificios, hoteles y casas que cayeron como naipes por el movimiento trepidatorio.
Ese día el Ejército y policías no salieron a las calles a rescatar personas, su labor se centró en “resguardar” los edificios destruidos.
La falta de coordinación en- tre instituciones y la nula política del gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado ante desastres naturales causó estragos. Los damnificados no recibieron ayuda de inmediato y la reconstrucción tardó años. La cifra exacta de los muertos aún está bajo tierra.