Corredor Industrial

Lo agarra sismo lavando coches

- Agencia Reforma Ciudad de México

“El temblor nos agarró lavando carros. Alcancé a salir, crucé la calle y se cae el edificio. Un segundo más y me agarra ahí. Fue cosa de Dios”.

Así lo manifestó Florencio Hernández, conserje de un edificio de cinco niveles de la calle Petén, a unos metros del eje Emiliano Zapata, que se desplomó tras el sismo.

Anoche, del otro lado de Emiliano Zapata, todavía cuidaba las pertenenci­as de sus vecinos. Los “papeles importante­s de la señora Evita, la del 502”, los cuadros, maletas y otros artículos llenos de polvo.

A esa hora, en medio del caos, pudo contar que su hermana Leonor, de 48 años --tres más que él-- se reponía de una fractura de su brazo derecho en el hospital de Xoco.

Leonor vivía en la azotea del inmueble y, por eso, salvó la vida. “Se volteó el edificio de este lado --levanta su brazo derecho, como si fuera a acurrucar su cabeza en él--y se nos quedó arriba: la gente de la Volkwagen y unos estudiante­s treparon por el edificio y la pudieron rescatar”, relató.

El inmueble tenia 12 departamen­tos. Más o menos ecuánime, don Florencio hizo sus cuentas y calculó: “a la hora del temblor debe haber unas seis personas... En el 602, Ana Lucía y sus dos hijos. Otras dos en el 201 y una 101 y otra en el 102”.

En la esquina de Prolongaci­ón Petén y Emiliano Zapata se concentrab­an, al filo de las diez de la noche, unas dos mil personas, la mayoría jóvenes que con denuedo retiraban los escombros.

Allí estaba, empolvada la camisa roja de Oxxo de Ernesto Esquivel, responsabl­e del establecim­iento de contraesqu­ina del edificio que estaba en Prolongaci­ón Petén 915.

“¿Qué le digo? Tengo clientes de ese edificio que me venía a comprar. Salimos y vimos cómo se cayó el edificio. En la mañana habíamos hecho el simulacro”, contó ofuscado.

Desde las funestas 13:14 horas, Ernesto mantuvo cerrada la tienda. “No hay luz”, aclaró.

Justo enfrente del Oxxo, un hombre maduro guardaba papeles en una maleta negra que pudo recuperar porque traía un edificador de equipaje de avión con su nombre. El señor no estaba en el departamen­to a la hora del temblor.

Resignado, acompañado de su esposa, jaló la maleta y caminó hacia la avenida División del Norte, hasta perderse en medio de la penumbra de la noche.

A esa hora, los rescatista­s de la Cruz Roja no podían aportar noticias alentadora­s: no había sido rescatado ningún cuerpo, de las al menos seis personas que podrían estar atrapadas, según Hernández.

Y es que pese a las labores de cientos de voluntario­s que desde las dos de la tarde se afanaron para retirar los escombros del inmueble y tratar de encontrar a personas con vida, hasta anoche no había sido posible. Ricardo Pérez presenció ayer cómo el edificio donde vivía colapsó frente a sus ojos.

El inmueble marcado con el número 4 de Edimburgo, en la Colonia Del Valle, no sobrevivió al sismo ocurrido.

Ricardo estaba por ingresar, cuando el inmueble se vino abajo y a sus pies, literalmen­te, quedaron su ropa, muebles y la cama de Beyota, una perrita Maltés, que no sobrevivió al incidente.

Sobre los escombros quedó una fotografía que Ricardo le tomó a su esposa hace un par de décadas, quien se encontraba en Ciudad Satélite cuando ocurrió el sismo.

“Yo estaba en este mismo edificio en el Terremoto del 85, tenía dos años de que me entregaran el departamen­to y también la libré; estoy tocado por un ángel”, expresó.

En ese edificio murieron dos personas y, hasta las 20:00 horas de ayer, La Marina y el Ejército todavía buscaban a 16 personas más.

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Voluntario­s continuaro­n laborando toda la noche.

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