Pega crimen a campo
» Advierten que el abandono del campo abrió puerta a criminales que han provocado pérdidas anuales por $ 2 mil 220 millones
El crimen organizado ha colapsado al menos una tercera parte de la actividad productiva del campo en México.
Víctor Suárez, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), señaló que el abandono del campo por parte del Gobierno federal en los últimos 30 años le abrió la puerta al crimen organizado en el sector.
“Hoy en el campo gobierna el crimen organizado. Hablando de superficie agrícola, ganadera, pecuaria, el crimen, muy conservadoramente, está afectando entre el 25 y 30% de las actividades del sector agropecuario en el País”, sentenció Suárez.
Los dueños de tierras llegan a pagar al crimen 120 pesos por cada hectárea de cultivo al mes, 100 pesos por cada tonelada de grano embodegada, y un mínimo de mil pesos por hectárea de maíz cosechada, según estimaciones hechas llegar al Congreso.
“Esto viene a agravar todavía más la situación del campo porque... las pocas actividades económicas que quedan tienen que tributarle al crimen”, juzga Francisco Chew, líder del Movimiento Social por la Tierra.
El quebranto al campo por la delincuencia asciende a más de $2 mil 220 millones anuales Los agricultores pagan hasta 120 pesos por cada hectárea de cultivo al mes, 100 pesos por cada tonelada de grano embodegada, y mil pesos por hectárea de maíz
El crimen organizado ha colapsado al menos una tercera parte de la actividad productiva del campo en México.
Víctor Suárez, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), señaló que el abandono del campo por parte del Gobierno federal en los últimos 30 años le abrió la puerta al crimen organizado en el sector.
“Hoy en el campo gobierna el crimen organizado. Hablando de superficie agrícola, ganadera, pecuaria, el crimen, muy conservadoramente, está afectando entre el 25 y 30% de las actividades del sector agropecuario en el País”, sentenció Suárez.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) sostiene que el quebranto al campo por el crimen organizado asciende a más de 2 mil 220 millones de pesos anuales.
La merma es consecuencia del pago de cuotas, manipulación en la comercialización de productos, así como robo de granos, maquinaria, equipos, fertilizantes y camiones, entre otras causas.
“El escenario se repite en varias entidades y en todas las regiones de cultivo de diversos productos, al grado que comunidades enteras se están desbaratando por la violencia.
“Es una realidad que está afectan- do quizá todavía más que los desastres naturales en términos de su impacto a largo plazo”, consideró el Congreso federal, a raíz de la denuncia del CNA.
Los dueños de tierras llegan a pagar al crimen 120 pesos por cada hectárea de cultivo al mes, 100 pesos por cada tonelada de grano embodegada, y un mínimo de mil pesos por hectárea de maíz cosechada, según estimaciones hechas llegar al Congreso.
“Esto viene a agravar todavía más la situación del campo porque, aparte de pagar los impuestos y encontrarse en falta de inversión y abandono, las pocas actividades económicas que quedan tienen que tributarle al crimen”, juzga Francisco Chew, líder del Movimiento Social por la Tierra.
En Tamaulipas, el crimen afectó la producción de maíz, sorgo y naranja, por lo que tan sólo en el Municipio de Padilla, la parálisis en la zona citrícola dejó pérdidas de 200 millones pesos en 2017.
“Por un lado está la extorsión, lo cual eleva los costos de producción, de por sí altos y con poco margen de rentabilidad, (...) y por otro se afecta el tiempo de trabajo en el campo”, indicó Suárez.
“Los productores salían en la madrugada, regresaban en la tardenoche para optimizar el tiempo de trabajo.
“Debido a la violencia y amenazas, hoy ya no pueden salir ni tan temprano ni pueden regresar tan tarde y mucho menos en algunas zonas ya no pueden trabajar en la noche porque en épocas de siembra, de fertilización, se tiene que trabajar mañana y tarde y noche porque los ciclos agrícolas no esperan”.