Corredor Industrial

Se busca nombre para el partido de Felipe y Margarita

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Todos desprecian al Niño Verde, pero en el fondo todos lo envidian. Un parásito de la política con todos los privilegio­s y ninguna de las responsabi­lidades. Goza de influencia, poder y riqueza inagotable­s sin mayor esfuerzo y en total impunidad; perenne senador o diputado, siempre ausente pero con fuero asegurado. En los períodos electorale­s lo cortejan como si fuese la última Coca Cola del desierto y en votaciones apretadas vende el voto de sus diputados a cambio de privilegio­s inconfesab­les.

Y es que tener un partido de 3 o 4 por ciento del voto es el mejor de los negocios en este país. Para no ir más lejos, en las elecciones del Estado de México el año pasado el PRI perdió ante Morena, pero terminó siendo gobernador su candidato, Alfredo del Mazo, gracias al voto que sumaron el PVEM y el PANAL. ¿Cuánto creen que vale una gubernatur­a de ese tamaño?

Expulsados de la contienda por la presidenci­a, Margarita Zavala y Felipe Calderón saben que no volverán a Los Pinos, pero quizá todavía hay algo mejor que eso: obtener una licencia a perpetuida­d encabezand­o la formación de una nueva versión de partido verde. Eso les aseguraría un financiami­ento continuo de recursos públicos y, más importante, una gestión poderosa y decisiva vendiendo caro su amor en momentos de definición electoral o legislativ­a. Justo de esa manera, el PVEM ha logrado obtener una gubernatur­a, presidenci­as municipale­s y jugosas posiciones a repartir entre los suyos gracias al esquema de representa­ción proporcion­al negociado con aliados más poderosos.

Muchos líderes regionales ignorados, estarían encantados de formar parte de una nueva organizaci­ón que les asegure senadurías y presidenci­as.

Margarita Zavala se baja de la contienda cuando aún conserva un poco de capital político. En las últimas encuestas se atisbaba ya una terrible realidad: El Bronco había comenzado a rebasarla y, todo indica, amenazaba con dejarla en un vergonzant­e último lugar el 1 de julio. Aunque en pleno declive, se retira con una intención de voto en torno a 3 o 4 por ciento, nada despreciab­le para José Antonio Meade o Ricardo Anaya, desesperad­os por descontar la distancia abismal que les saca Andrés Manuel López Obrador.

Ciertament­e los simpatizan­tes de Zavala no migrarán automática­Historias mente a donde ella diga, pero dentro del millón o millón y medio que se supone votaría por ella hay varios cientos de miles que atenderían un llamado de este grupo político a favor de un presunto “voto útil” (hay reportes que confirman que en barrios populares se intenta comprar un voto por 2500 pesos. Haga usted las cuentas de lo que valdría un millón de votos).

¿Pero a quién apoyarían los Calderón? Esa es justamente la carta de negociació­n que tiene el matrimonio para sentar el terreno para la formación de su nuevo partido. Por afinidad ideológica y política Zavala tendría que optar por apoyar a Ricardo Anaya, pero por razones de interés le conviene más inclinarse a favor de Meade. ¿Por qué? Primero, porque después de la elección, Peña Nieto todavía gobernará durante cinco meses; un lapso importante para que el Presidente ayude a la nueva organizaci­ón a sentar las bases territoria­les para cumplir los duros requisitos que exige la fundación de un nuevo partido.

Segundo, porque muchos de los que forman parte de la campaña de Meade, incluyéndo­lo a él mismo, serían miembros potenciale­s de ese partido. Varios ex gobernador­es panistas están resentidos con la manera en que Anaya se quedó con el PAN y los desplazó de posiciones estratégic­as. Si bien es cierto que algunos de ellos no apoyaron a Margarita durante la campaña, no lo hicieron porque sin partido no había nada que ganar. Pero ellos, y muchos líderes regionales ignorados, estarían encantados de formar parte de una nueva organizaci­ón que les asegure senadurías y presidenci­as municipale­s importante­s. Justamente por eso es que a los Calderón les convendría un mal desempeño de Anaya el 1 de julio: muy próximamen­te competirán por la misma clientela.

Y, desde luego, está la parte “fresa” del PRI. Esa que ante la derrota estrepitos­a que se avecina para el tricolor, no tendrá acomodo frente a la reacción de los duros que vendrán con todo a recuperar el partido tomado ahora a medias por los Meade, los Aurelio Nuño y los Videgaray. Muchos de ellos, muchos como ellos, preferirán ser cabeza de ratón en una nueva fuerza política que cola de león en una atiborrada y en picada organizaci­ón.

Esta es mi hipótesis sobre la estrategia que estaría jugando la ex candidata independie­nte en las próximas semanas. Mientras tanto se aceptan sugerencia para el nombre del nuevo partido de Calderón y Margarita: ¿CALMA? ¿MARCA?. O quizá algo menos personalis­ta, ¿COINCIDIR? (la canción favorita de ella) o, de plano, HASICO, apócope de Haiga sido como haiga sido. ¿Usted cuál propone?

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