Usan Anaya y AMLO debate como ‘ring’
El cambio de formato permitió a los candidatos mayor libertad para interactuar entre ellos Aprovechan aspirantes a la Presidencia de la República para acusarse de mentirosos, corruptos, cínicos, farsantes y canallas, entre otros calificativos
Andrés Manuel López Obrador “Anaya es un canallita. Les vamos a ganar a Meade y Anaya en estas elecciones” “Es Ricky Riquín canallín”
“Tu libro se llama la mentira de Anaya” “Voy a cuidar mi cartera, no te me acerques mucho” “Se han dedicado a eso, a robar, a saquear; de todas maneras, no es mi fuerte la venganza, no los voy a desterrar, no los voy a perseguir: justicia, no venganza” Ricardo Anaya Cortés “El farsante es Andrés Manuel, es profundamente autoritario. Conozco ese numerito y es tramposo”. “Tus asesores (los de López Obrador) te preparan las tarjetitas y no tienes idea de lo que estamos hablando” “Andrés Manuel, serénate. No te enojes” “Andrés Manuel, el problema no es tu edad. Son tus ideas viejas” “Hay una cosa que es peor que los engaños y es la hipocresía” José Antonio Meade “El único que tiene una vida limpia en los últimos 20 años, soy yo “
“Tú eres el demagogo Andrés Manuel. No nos metas en la misma canasta” “Y ahora nos enteramos que (AMLO) tiene un médico que ni Obama y tendrá que explicarnos también cómo lo paga” “Esta es una elección que vamos a escoger a un presidente. El mejor soy yo” Jaime Rodríguez Calderón “Se la han vivido acusando todo el debate de quién es más rata que el otro” “Necesitamos quitar la pata del pescuezo y hacer que ninguno de estos candidatos llegue a la presidencia” “Lo primero que tenemos que hacer es destetarnos de los gringos”
“Mi mamá no sabe leer y escribir y es mi héroe” “A los americanos hay que ponerles la pierna dura”
El segundo debate presidencial sirvió como un “ring de box” a los candidatos.
Ricardo Anaya de la coalición Por México al Frente y Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia, tuvieron la pelea estelar.
El panista llevaba la consigna de enfrentar y provocar al líder de Morena, y también atacó a Meade.
A ambos los llamó hipócritas cuando lo criticaron por haber vivido en Estados Unidos.
Ante los ataques, Andrés Manuel llamó “mentiroso”, “farsante”, “canalla”, “demagogo” y “corrupto” a Anaya.
José Antonio Meade del PRI fue menos agresivo e incluso exigió respeto cuando AMLO lo comparó con el panista.
Para defenderse también acusó a sus contrincantes de sínicos, demagogos y les insinuó que eran bravucones.
Jaime Rodríguez “El Bronco” logró poca atención de sus rivales.
La primera vez que Ricardo Anaya se acercó a Andrés Manuel López Obrador, el de Morena sacó su cartera del pantalón, se la guardó en la bolsa interior del saco y la abrazó diciendo: “mi cartera”.
En el segundo acercamiento del panista, López Obrador lo repelió levantando la voz y diciendo: “mentiroso, farsante”, y blandió frente a él un libro blanco -parecido al libro falso que Anaya exhibió en el primer debate- con el título de “Las mentiras de Anaya”.
“Hoy estás escribiendo un nuevo capítulo de ese libro”, le dijo López Obrador, mientras el panista lo acusaba de haber ahuyentado las inversiones cuando fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México.
“Contesta una cosa, Andrés Manuel: ¿tu número de inversión extranjera incluye la venta de Bancomer y Banamex?”, cuestionó el panista y, mirando directamente al tabasqueño, le reviró usando el mismo calificativo: “eres un farsante”.
En la tercera ocasión, López Obrador lo llamó “demagogo, canallita”, y aprovechó para repetir que, tanto Anaya como José Antonio Meade, son candidatos de la mafia en el poder.
La escena resume un debate de dimes y diretes entre los cuatro candidatos a la Presidencia, en el que también Donald Trump resultó atacado.
Los candidatos del PAN y del PRI, y el independiente Jaime Rodríguez, dedicaron varias de sus intervenciones al Presidente estadounidense.
Cuestionados por el moderador León Krauze, los candidatos se lanzaron contra el muro, contra el proteccionismo y contra los insultos de Trump.
Anaya aprovechó para recordar que fue un error histórico y una infamia que, en septiembre de 2016, Enrique Peña Nieto hubiese recibido en Los Pinos al entonces candidato republicano.
Acicateado por el moderador, Meade trató de justificar a Peña, diciendo que, a la luz de los resultados, pudo no haber sido un error recibirlo en la casa presidencial.
En cuanto se agotó el tema Trump, se acabó también la cordialidad.
Anaya y Meade pronto volvieron a su punto: provocar al puntero en las encuestas, quien llegó a decir que este debate era sólo para atacarlo.
Anaya se mofó de las propuestas de López Obrador, ridiculizó su intención de construir una vía férrea en el Istmo de Tehuantepec, que según él ya existe, y dijo en varias ocasiones: “propone una cantidad de disparates...”.
Meade pidió a López Obrador no meterlo en la misma bolsa de Anaya, y le cuestionó su poca transparencia, pues Córdova, consejero didatos presidenciales previo aún no explica de qué ha vivido en los últimos 12 años.
El tabasqueño puso sobre la mesa un asunto espinoso: el escándalo de los mil millones del INE (centro), inicio del debate, de pesos que el Gobierno del PRI le otorgó a una fundación de Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidencial del PAN. “Son lo mismo”, insistió. Sube tono
El debate subió de tono al final del segundo bloque, cuando Anaya, de Por México al Frenpropuestas
te, sacó una fotografía de Enrique Peña Nieto saludando a Trump en Los Pinos, a lo que Meade reaccionó llamándolo “cínico”, pues cuando fue presidente de la Cámara de Diputados, dijo, no hizo nada en defensa de los migrantes mexicanos.
El candidato del PRI, además, recordó a Anaya que de Atlanta solamente conoce la residencia a la que mandó a vivir a su familia, y no el consulado, ni las casas de migrantes.
Al responder, Anaya reprochó a Meade que él mismo se fue a vivir a Estados Unidos, becado por el Gobierno mexicano, y dijo que López Obrador es un “hipócrita”, pues su hijo estudió en España.
“No tiene nada que ver”, reviró el tabasqueño, “eres Ricky riquín canallín”.
Y sacó el más reciente ejemplar de la revista “Proceso”, en el que aparece Anaya y su esposa bajo el titular: “Los turbios negocios de los Anaya”.
Desde su lugar, el panista sacó otra portada de la misma revista, en la que se exhiben a los ricos que apoyan a Morena.
La cordialidad volvió, momentáneamente, cuando “El Bronco” conminó a López Obrador a darle un abrazo a Meade, a lo que el de Morena accedió diciendo “abrazos, no balazos” y caminando hacia el abanderado priísta para saludarlo y darle sólo un medio abrazo; y las risas, cuando el neoleonés le dijo: “también abraza a Anaya”, a lo que López Obrador reaccionó acercándose al panista... eso sí, cuidando su cartera.
Meade volvió a la carga. Le reprochó al tabasqueño el manejo financiero de Morena en cuanto a opacidad. Lo llamó “gran empresario”, lo acusó de recibir “moches” de legisladores y le reprochó: “ahora sabemos, además, que tienes un médico que no tiene ni Obama”.
López Obrador evadió la escaramuza de Meade haciéndose a un lado; se refugió en su edad y en los rumores sobre su estado de salud.
“Ahora quieren enfermarme, pero yo estoy bien, estoy al cien, estoy bateando arriba de 300. Y les voy a ganar”, dijo.
Una respuesta que Anaya aprovechó para decirle a López Obrador que el problema no es su edad, sino sus ideas, anticuadas e inaplicables.
“El problema no es que no hables inglés”, añadió, “el problema es que no entiendes el mundo”.
En su minuto de cierre, los candidatos volvieron a los temas que no los confrontan: soberanía, defensa de los migrantes, paz, democracia, el país y su rumbo.
Al final, se dieron la mano otra vez, se palmearon las espaldas, se tocaron los hombros.
Esta vez López Obrador sí se despidió, cargando su portafolios repleto de papeles desordenados.