Trump y los animales
En la semana pasada Donald Trump, para desgracia de la humanidad Presidente de los Estados Unidos, hizo otra de las suyas. El miércoles anterior a esta fecha, al hacer referencia al tema de la inmigración, se refirió en términos generales a los inmigrantes catalogándolos como animales. Ante las reacciones iniciales, sobre todo por los medios de comunicación, la vocera de la Casa Blanca no solamente admitió el calificativo del presidente, sino que abundó en el señalamiento e incluso hizo alguna referencia a que el político podía haber usado expresiones más fuertes; pero sí dijo que el término había sido aplicado específicamente a algunos grupos como el de la Mara Salvatrucha y similares. El propio Trump rectificó a medias afirmando que no se refería a todos los inmigrantes sino solamente a aquellos que eran delincuentes y que entraban al territorio americano a delinquir cometiendo hechos ilícitos penales verdaderamente terribles, según los calificó.
Hasta el momento en que esto escribo, los medios de comunicación no han hecho énfasis en esta actitud y las reacciones han sido tibias. Quizá cuando este artículo se publique las cosas hayan cambiado. México, por ejemplo, por conducto del vocero de la presidencia de la República se limita a indicar que esos calificativos son “inaceptables” y que son denigrantes para los inmigrantes mexicanos, muchos de los cuales han trabajado y están trabajando en los Estados Unidos de manera honrada. La forma como el ejecutivo Federal por conducto de su vocero critica lo declarado por el presidente estadounidense no deja de ser un tanto “tibia”, porque el término inaceptable no es el que mejor revela la posición que debe tener el gobierno mexicano. En efecto, el presidente norteamericano al referirse a los inmigrantes como “animales” no lo hace pensando en si ello será o no aceptado por los que puedan sentirse lastimados. Es evidente que lo realiza con un afán discriminatorio y para tratar de justificar el pésimo trato que él les está dando valiéndose de la condición de ilegales de estos. No había por qué, pues, hablar de que no es aceptable el calificativo, pienso que lo que el gobierno mexicano tendría que haber hecho es establecer clara y puntualmente que esa expresión es vertida para el efecto de colocar a aquellos a los que se refiere en una situación tal que se les pueda negar su calidad de personas y por lo tanto vulnerar fácilmente sus derechos humanos. Debió de haber rechazado la expresión de manera enérgica y concreta, sin referirse a su aceptabilidad o no, porque esto último es evidentemente algo que no puede estar a discusión.
Todos sabemos que los seres humanos estamos dentro del mundo animal, es decir pertenecemos al mismo. Por lo que en un sentido estricto somos animales. Pero también lo es que en la actualidad cuando a un ser humano se le califica simple y llanamente de animal, con ello se le quiere negar la característica propia de hombre, es decir de un ser racional que participa de lo que en general se ha llamado calidad humana, porque esta no es solamente la capacidad de raciocinio, de pensar y sentir, sino de ser partícipe de valores y de actitudes que solamente pueden atribuirse al género humano. Seguramente la idea de Mis- ter Trump y de la que quiere hacer partícipe a todos los que como él piensan, es el que los inmigrantes no son personas sino simplemente seres vivientes con instintos, llenos de violencia y maldad, que son un peligro y que hay que deshacerse de ellos o evitar la entrada al territorio norteamericano.
La vocera presidencial y el mismo presidente, señalan en sus mensajes casos en donde se supone que inmigrantes han violado o asesinado a ciudadanos norteamericanos empleando medios crueles e inhumanos. Por eso los califica de animales. Sin embargo si una actitud que pudiéramos llamar bestial, inhumana y por supuesto violenta, fuera suficiente para afirmar la animalidad de alguien, habría que pensar que en el territorio de los Estados Unidos se han dado y se siguen dando, ejecutados por residentes nacidos ahí o asentados desde hace mucho tiempo en ese lugar, actos que también pueden ser calificados de animales y por ende trasladar el término a quienes los ejecutan. Qué pensar de quienes autorizaron la tortura de prisioneros árabes, vamos a llamarlos así en términos generales, con la justificación de la seguridad nacional como es el caso más reciente del nombramiento de la directora del FBI, propuesta por el propio Presidente y aceptada por el Senado. Los tiroteos en las escuelas secundarias, preparatorias y en las universidades de ese país, sin que se puedan explicar motivos racionales de los autores de los disparos, esos hechos ¿no podrían ser señalados como realizados por animales también? Bastará para sacarlos de esa calificación el que no son efectuados por inmigrantes o que existe una pretendida justificación de defensa a la sociedad y a una patria a la que tiene que hacer de primera y más grande y por ello se vale denigrar a una generalidad por los actos de unos cuantos que forman parte de ella.
Las palabras de Trump no son palabras de justicia sino de odio destinadas a crear más odio para mantener a los Estados Unidos de América primero a cualquier costo.