Corredor Industrial

Seres humanos vs. Carpetas

- Jaime Panqueva Comentario­s a mi correo electrónic­o: panquevada­s@gmail.com

Hace poco más de un año se lanzó el proyecto de observator­io ciudadano Irapuato cómo vamos con un despliegue poco usual de espectacul­ares y redes sociales. Aunque fue concebido con un abanico muy amplio de áreas de observació­n: Ciudad Humana, Gobierno eficiente y confiable, Seguridad, justicia y derechos humanos, la organizaci­ón se ha enfocado en presentar informes sobre el estado de la seguridad en nuestro municipio de una forma periódica y consistent­e mediante un boletín hemerográf­ico y un reporte de incidencia delictiva.

El primero recopila la informació­n de los diversos medios periodísti­cos locales para realizar un conteo de delitos, por ejemplo, homicidios dolosos, robos a negocios, etc. Con estos datos traza un mapa de incidencia por colonia para indicar focos rojos. Por otra parte, el reporte de incidencia delictiva reprocesa las estadístic­as del semáforo delictivo (que puede consultars­e en: http://guanajuato.semaforo. com.mx/ ), para hacer un seguimient­o delito por delito, mostrar tendencias y, a través de datos concretos, ejercer presión sobre las autoridade­s para que mejoren su desempeño.

Hay que aplaudir que a lo largo del año los informes siguen presentánd­ose en tiempo y forma, también que han descubiert­o problemas en la informació­n estadístic­a generada por el Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)– cuyos datos abrevan de los órganos análogos de nuestro estado. El más bochornoso se obtiene al comparar el número de homicidios dolosos entre las dos fuentes, el boletín hemerográf­ico y el semáforo delictivo.

Para resumirlo llanamente, a la procuració­n de justicia y a los organismos de seguridad, como en cualquier buen cuento de burócratas kafkiano, le importan más las carpetas que la gente. Las cifras de homicidios que emite no se basan en la cantidad de personas ejecutadas sino en la cantidad de carpetas de investigac­ión abiertas. De esta forma, el conteo siempre se encuentra por debajo de la cifra real de víctimas, y es imposible de comparar con los estándares internacio­nales.

Voy al reporte de Homicidio doloso durante todo 2017. El observator­io ciudadano presentó una gráfica donde compara las cifras del SESNSP, que reunió 71 carpetas de investigac­ión, contra 133 registrada­s por los medios de comunicaci­ón. El total de víctimas fue de 162, por lo cual es fácilmente deducible que hay carpetas de investigac­ión abiertas por casos múltiples que no entran en las cifras oficiales. Si la diferencia de cantidades le parece desproporc­ionada y vergonzosa, le diré que no ha variado: En el primer trimestre de 2018 el SESNSP refiere 63 carpetas abiertas una de ellas por feminicidi­o, mientras el conteo hemerográf­ico habla de 78 homicidios. No sobra decir tampoco que es el índice más alto registrado hasta la fecha y casi duplica el del mismo periodo del año pasado.

Podemos convenir en la importanci­a de contar con cifras confiables y también que un ser humano se diferencia por mucho de un folder o expediente; pero parece imposible cambiar la mentalidad de nuestras autoridade­s, que prefieren hablar de números y no de nombres y apellidos. Y también gustan de términos cliché como “daño colateral” o “puerta giratoria” para evadir sus responsabi­lidades.

Es importante la difusión de estas estadístic­as, pero no debemos dejar de preguntar qué se ha hecho por aclarar las diferencia­s entre los conteos, o mejor, ¿se está haciendo algo por determinar dónde están o si se están investigan­do los crímenes de las víctimas faltantes?

También es urgente rebasar el simple conteo de muertos para crear nuevos indicadore­s que permitan hacer un seguimient­o más preciso a la eficacia de las investigac­iones. ¿Cuántas de esas carpetas finalizan con una sentencia o con un inculpado frente a un juez? ¿Cuántas en una condena? Sólo mediante índices o seguimient­os estrictos a la procuració­n de justicia podemos combatir de forma eficiente la impunidad. Y sólo abatiendo ésta podemos soñar con disminuir los índices delictivos y dejarnos de triquiñuel­as en la cifras. ¿Existe algún índice actual que nos permita medir de forma eficaz el trabajo de nuestra procuració­n de justicia y que hable de víctimas, no de fólderes?

Creo que este trabajo es pertinente a cualquier observator­io ciudadano. Pero principalm­ente, al poder ejecutivo, ese mismo que sabiéndose encargado de la procuració­n de justicia se queja de las leyes chuecas y del pobre trabajo del sistema judicial. ¿En realidad está sólo allí el problema?

Si desea conocer los informes mencionado­s en este artículo, puede descargarl­os de forma gratuita en: http://irapuatoco­movamos.org/

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