Descubre a una persona TÓXICA
›› Existen señales para darse cuenta si es una víctima de alguien que siempre va por la vida entre el desánimo, el sentimiento de culpa y la manipulación
En apariencia, son personas normales. Con sus dos piernas y sus dos brazos. Visten como usted, caminan erguidos. Duermen, comen. Pero algo tienen.
Es difícil determinar qué exactamente, pero sobre ellos planea una suerte de nube negra invisible. Se mueven con soltura entre el desánimo, el sentimiento de culpa y la manipulación. Ahí están, disfrazados de compañeros de trabajo o, incluso, de amigos, dispuestos a succionar su alegría contagiándole sus penas. Llegando incluso a hacerle dudar de si será cosa suya; si realmente usted será el iluso, el sin sustancia. Son las personas “tóxicas”.
“En ocasiones, creemos que este tipo de perfil es inusual, pero las estadísticas apuntan a que 1 de cada 100 personas presentan rasgos psicopáticos, ‘tóxicos”, afirma el psicólogo Jesús Matos.
“Meteculpas, envidiosos, profesionales de la herida… el ‘tóxico’ será capaz, además, de lograr que pensemos que el error es nuestro y no suyo, minando nuestro autoestima”, confirma por su parte María Ángeles Bastor, psicóloga experta en orientación cognitivo conductual.
Estos son los seis rasgos más característicos de una persona “tóxica” y, sobre todo, las técnicas más acertadas para lograr que su aura gris no descargue la lluvia sobre nuestras cabezas.
1.- NO DEJAN DE HABLAR DE ELLOS
Son egocéntricos. “Normalmente, suelen tener poca consideración por los sentimientos de los demás porque son poco empáticos”, explica Matos. Su objetivo es instrumentalizar a los demás para obtener su propio beneficio. Son maestros del “mimimiyoyoyo”.
2.- LE CONTAGIAN SU PESIMISMO
Aunque a veces lo camuflen. “El perfil de persona ‘tóxica’ es cambiante en cada caso, y no tienen por qué responder a todas las señales”, aclara la psicóloga Bastor. No obstante, la actitud pesimista es habitual, “a pesar de que no sea evidente y esté disimulada con una suerte de optimismo vacío”, continúa. Al ser también muy duchos en el dominio del lenguaje, sus frases presentarán un presumible buen humor aunque, en el fondo, el poso oscuro quedará patente si se analizan sus palabras al detalle.
3.- TERMINA DÁNDOLES PENA
Siempre victimizándose, siempre haciéndose los már- tires. Y lo peor: sin hacer nada por cambiar su situación. Compartir conversaciones con ellos supone dejar que asolen nuestro buen humor. “Pretenderán además que, habiéndonos levantado dolor de cabeza, seamos nosotros los que hagamos su ‘trabajo sucio’, estallando contra una realidad que, si bien a nosotros no nos perturba, termina por hacerlo después de habernos contagiado de su espíritu victimista”, explica Bastor.
4.- NO LE DEJAN NI A SOL NI A SOMBRA
Le quieren para usted, en exclusiva. Son profundamente dependientes y terminan minando sus derechos y su autonomía. “Tanto emocional como físicamente, puesto que nos quieren tener siempre a su lado”, avanza Matos. Primero, una llamada; después, un profundo enfado al no atender la segunda, para tratar de convertir esa conversación telefónica diaria en costumbre. “Para cuando queremos darnos cuenta, el ‘tóxico’ nos ha aislado y separado de nuestras rutinas y amistades porque son, además, muy ‘succionadores”, confirma el psicólogo.
5.- MINIMIZA CUALQUIER ÉXITO AJENO
La envidia es otra señal. “Al no tener empatía, minimizan y minusvaloran los éxitos de los demás, y también los de su ‘víctima”, afirma Matos. No saben gestionar sus emociones y carecen de capacidades para actuar de forma saludable, por lo que cualquier rédito logrado por los demás es un factor a abatir.
6.- JAMÁS SABE POR DÓNDE LE VA A SALIR
Su estado emocional fluctúa constantemente, buscando que el otro no sepa bien por dónde puede estallar y, de esta forma, procure tenerle siempre contento y satisfecho. “Ése es el problema: para mantener su estabilidad se le deja hacer, y eso es un boicot al resto, porque nadie se atreve a ponerle límites”, sostiene Bastor. Y así terminan por aflorar sentencias tipo “ya sabes cómo es”.