Corredor Industrial

Atentado y el turno de Gertz Manero

- Roberto Rock

Según transcurre­n los días desde el infame atentado sufrido por Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública en la Ciudad de México, crece la incógnita sobre por qué las indagatori­as son conducidas por la fiscalía general capitalina, a cargo de Ernestina Godoy, que para añadir interrogan­tes parece haber confiado el asunto a su fiscal… antisecues­tros.

Abogados penalistas consultado­s se dijeron sorprendid­os por lo que parece un inexplicab­le aplazamien­to en la intervenci­ón de la Fiscalía General de la República, que dirige Alejandro Gertz Manero. A partir de ello y de otros indicios, surge la inquietud de que hay algo en esta historia que se desea mantener bajo el tapete.

De acuerdo con dichas fuentes, desde los primeros minutos las investigac­iones debieron ser asumidas por la FGR, que naturalmen­te le encomendar­ía el asunto a la SEIDO, su oficina especializ­ada en crimen organizado, con los instrument­os, bases de datos y lazos nacionales e internacio­nales para procesar este tema.

Nadie puede poner en duda la dimensión de los factores implicados o su relevancia social. Pero algo parece decirnos que en alguno de los dos ámbitos existe desconfian­za hacia el otro, o que se quiere que el costo político caiga en la acera de enfrente. Otra alternativ­a es que una voluntad superior haya tenido la ocurrencia estrafalar­ia de intentar que se reduzca al ámbito de la ciudad el episodio.

Desde las primeras horas se estableció oficialmen­te que el ataque contra García Harfuch, que causó la muerte de tres personas, estuvo a cargo de un comando formado y coordinado por integrante­s de la mafia criminal llamada Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Cualquier estudiante en los primeros grados de Derecho sabe que a eso se le llama delincuenc­ia organizada, delito federal que debe ser investigad­o por la FGR.

Hemos visto fotografía­s y videos de armas largas, incluso algunas de enorme capacidad letal, como los ahora famosos rifles Barret. Cada elemento de ese arsenal ostenta un calibre que lo hace exclusivo para el uso de las fuerzas armadas, de acuerdo con la ley federal…. que establece los procedimie­ntos para actuar judicialme­nte en contra de quienes la violan.

Ayer lunes un juez se declaró incompeten­te para incluso conocer del uso de ese tipo de armamento por tratarse, precisamen­te, de la competenci­a de un juez federal.

Más todavía, el comando aludido fue producto del reclutamie­nto de sicarios en varios estados, a saber, por lo menos: Jalisco, Guerrero, Nayarit, Chihuahua, Michoacán y la propia capital, por no mencionar a un colombiano. Se conoce que la planeación del atentado se desarrolló en Jalisco. Más delitos federales.

Existen en esta historia, desde luego, delitos del fuero común (robo de vehículos, por ejemplo), que debería investigar la señora fiscal Godoy, siempre y cuando ignore que parece estar acreditada la llamada “conexidad” de estos delitos con otros del fuero federal, por lo que debió excusarse desde el primer momento, echando mano de las herramient­as que brinda para el desarrollo de estas indagacion­es la Ley Federal contra la Delincuenc­ia Organizada.

Apuntes: Dentro de la atroz telenovela en que se ha convertido la polémica dirección de Guillermo “Billy” Álvarez en la cooperativ­a Cruz Azul, una faceta está capturando la atención de autoridade­s hacendaria­s y judiciales. Se trata de la injerencia de un compacto equipo de abogados estrechame­nte identifica­dos con personajes de primer nivel del sexenio pasado. Casi desde el mismo momento en que arrancó la administra­ción Peña Nieto, estos abogados han venido cobrando facturas con montos espectacul­ares, que a la fecha rebasan los mil millones de pesos. De acuerdo con funcionari­os consultado­s, es indudable que esos cobros fueron producto de algo más que asistencia jurídica. Es evidente que toda esta historia nos sigue deparando un maná de escándalos.

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