Corredor Industrial

Cómo piensa Trump revivir, ganar su elección y usar a AMLO

- Carlos Loret de Mola historiasr­eportero@gmail.com

Donald Trump ha tenido un par de semanas en las que se le han acumulado las malas noticias. Quizá la peor de todas: si hoy fuera su reelección, la perdería. La buena para él, sin embargo, es que esa elección no es hoy. Faltan cuatro meses.

El diagnóstic­o es catastrófi­co para la campaña del presidente americano. Uno de los periódicos más críticos de su administra­ción, The New York Times, publicó datos de una amplísima encuesta que pone a su rival, el demócrata Joe Biden, adelante en los estados clave para ganar la elección presidenci­al. Lo que es aún peor para Trump es que la encuesta del medio de comunicaci­ón más afín, Fox News, apunta en la misma dirección. ¿Quién hubiera pensado hace unos meses que Texas, Arizona, Florida, estarían marcados con ventaja para los demócratas?

Lo obvio es citar la sucesión de tropiezos. De entrada, sin duda, el reprobable manejo de la pandemia. Ningún político rival le hizo a Trump lo que el coronaviru­s: lo exhibió a un alto costo de muertes que se tradujo en un alto costo político. El abuso policiaco, el racismo del que es uno de los más encumbrado­s promotores, los excesos en el ejercicio del poder, los fracasos en la Suprema Corte contra los dreamers y la comunidad LGBTTI, las revelacion­es-confesione­s de sus más cercanos. Todo le ha salido mal. En su manejo de la pandemia, en el desprecio a los migrantes que llegaron de niños a Estados Unidos y en el agitar un discurso racista, Trump ha apostado por mantener encendida a su base, pero ha perdido el toque: las encuestas muestran que el público en general, cada vez está más en contra de la opinión de Trump sobre estos temas. Su base ya no es tan robusta. Se ve lastimado ese instinto, ese olfato tan particular que le permitió leer la realidad y diseñar un discurso rupturista para conquistar la Casa Blanca en 2016. El de hoy es un Trump que parece haber perdido el toque con el que sorprendió a la élite política hace cuatro años.

Sin embargo, mal harían sus rivales en darlo por muerto. Desde la Casa Blanca empieza a diseñarse una estrategia para sacar a Trump del tema coronaviru­s, en el que resulta perdedor. Para él ya terminó la pandemia, Estados Unidos ya está en la ruta de reapertura (aunque Texas, Florida y otros estados den pasos hacia atrás y un tercio de las entidades muestren rebrotes) y es momento de hablar del tema que le permitió obtener sus mejores puntajes de popularida­d en el pasado: yo soy el presidente capaz de crear empleos, de mejorar la economía, ya lo he hecho y lo volveré a hacer. Por lo demás, China tiene la culpa de la pandemia y México tiene la culpa de la criminalid­ad.

En este contexto se dará la polémica visita del presidente López Obrador a su homólogo estadounid­ense. Trump necesita un cambio de narrativa. Apostará quizá a que su reunión con López Obrador se la dé. Veremos.

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