EL NEGRO Y CRUEL PASADO DEL PALACIO DE LECUMBERRI
Dentro de sus celdas miles sufrieron abusos, torturas, muertes injustas; se dice que los gritos de los presos aún se escuchan de noche
La construcción del Palacio de Lecumberi se dio durante el régimen de Porfirio Díaz, como consecuencia de una reforma del Código Penal en 1871, donde se planteaba la edificación de un centro penitenciario grande que en aquel entonces quería transmitirle al mundo.
Los encargados de elaborar el proyecto fueron los ingenieros Miguel Quintana, Antonio Torija Torija y Antonio M. Manza, quienes adaptaron una idea del arquitecto Lorenzo de la Hidalga, que a su vez retomó un proyecto original del inglés Jeremías Bentham.
La construcción comenzó el 9 de mayo de 1885, en un terreno cuyo propietario español tenía el apellido Lecumberri, y comenzó a operar el 29 de septiembre de 1900.
La distribución de las galerías y el diseño panóptico hacía que los presos se sintieran vigilados todo el tiempo, esto aumentaba la presión psicológica hacia ellos. De acuerdo con el delito que cometían, los reclusos eran colocados en ciertas celdas, en mejores o peores condiciones.
Durante sus primeros años, el Palacio funcionó conforme a lo planeado, sin embargo el orden y control duró muy poco. La sobrepoblación complicó la situación, para 1971 se tenían ahí a por lo menos a 3,800 personas.
Conforme había más reos las condiciones de vida disminuían, las celdas de castigo eran usadas a diario, los reos vivían en condiciones infrahumanas.