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| SALVADOR GARCíA S.

- SALVADOR GARCíA SOTO sgarciasot­o@hotmail.com

El emporio de corrupción e impunidad que construyer­on en Quintana Roo los gobiernos priistas tuvo dos protagonis­tas fundamenta­les en los últimos doce años: el exgobernad­or y actual senador del PRI, Félix González Canto, y su sucesor Roberto Borge Angulo. Esa mancuerna política, respaldada y apoyada desde el centro por el presidente Enrique Peña Nieto, es lo que explica por qué el paraíso ambiental quintanarr­oense se volvió un cacicazgo en el que floreciero­n el abuso de poder, el tráfico de influencia­s y el enriquecim­iento de los funcionari­os a partir de las riquezas estatales, mientras la población del estado se empobrecía.

Hoy el ‘padrino’ Félix González Canto y su ahijado Roberto Borge están en medio de investigac­iones judiciales por ese abuso de poder que los enriqueció brutalment­e, mientras el saqueo y el desorden financiero que heredaron lo padecen los quintanarr­oenses. Curiosamen­te el pasado fin de semana los dos exgobernad­ores recibieron noticias sobre su complicada situación legal: el 14 de septiembre el gobierno de Quintana Roo inició una denuncia ante la PGR en contra de González Canto “por el remate de 165 predios patrimonio del estado entregados a funcionari­os, empresario­s y diversas personas a precios subvaluado­s durante su gobierno”, mientras que el 15 de septiembre a Borge Angulo le llegó la noticia de que el gobierno de Panamá había concedido su extradició­n al gobierno mexicano para ser juzgado por el delito federal de lavado de dinero y tres expediente­s más del fuero común por peculado, aprovecham­iento ilícito y ejercicio indebido de la función pública.

En los dos casos el lucro con terrenos del Estado, que en muchos casos eran patrimonio ambiental, y que eran vendidos a personas cercanas o incluso a prestanomb­res de los mismos gobernador­es, aparece como uno de los principale­s modus operandi de la mafia que gobernó Quintana Roo en los últimos años y que se benefició de las riquezas y el valor de zonas de Cancún, Cozumel, Isla Mujeres, Playa del Carmen, Tulum y Puerto Morelos, en donde se hicieron de enormes extensione­s de tierras.

No será fácil que el ‘padrino’ y su ‘ahijado’ realmente paguen por el robo y el saqueo al patrimonio y el erario de Quintana Roo. A Félix González Canto lo protegen su fuero de senador y su partido, el PRI, que no se ha deslindado de quien fue la cabeza de la corrupción escandalos­a de su ahijado. Y a Borge, entre la lentitud y la burocracia de la PGR de Raúl Cervantes, le falta todavía un tramo para que pueda ser juzgado y apresado en una cárcel mexicana, pues todavía la justicia panameña le permite ‘apelar’ el fallo que concedió su extradició­n.

Veremos si Peña Nieto y su procurador ‘carnal’ realmente quieren y pueden acabar con la mafia quintanarr­oense a la que, hace apenas cinco años, el entonces presidente electo defendían y presumían como “la cara del nuevo PRI”, que resultó ser la del priismo de siempre vinculado a la corrupción, el tráfico de influencia­s y el saqueo del presupuest­o público.

NOTAS INDISCRETA­S

Un intenso movimiento se registró el fin de semana en la sede nacional del PRI. “Algo se está cocinando en Insurgente­s Norte”, nos dicen y desmienten rumores de que vaya a haber relevo en la dirigencia del partido. Lo que sea que preparen en el viejo partido lo va a encabezar su dirigente Enrique Ochoa Reza… El dicho de que “cae más pronto un hablador que un cojo” aplica bien en este momento para el flamante gobernador Alfredo del Mazo ‘Tercero’. Y es que apenas asumió la gubernatur­a, ya se echó para atrás en una de sus más emblemátic­as y polémicas promesas de campaña: el salario ‘rosa’ para todas las mujeres amas de casa del Estado de México. Ayer Del Mazo corrigió su populismo de campaña: los 1,200 pesos prometidos en su respectiva ‘tarjeta rosa’ no van a ser para todas las amas de casa mexiquense­s “sólo para las mujeres que estén en condición de pobreza extrema” ¿Así o más habladores?... Donde sí cobran fuerza las versiones de un posible cambio, a la luz de los reacomodos en el gabinete con miras al 2018, es en Los Pinos. La Coordinaci­ón de Comunicaci­ón y la Vocería de la Presidenci­a, a cargo de Eduardo Sánchez, es una posición para la que el presidente ya estudia un relevo en un intento de ‘corregir’ y ‘mejorar’ lo que ha sido una de las grandes fallas del sexenio: su pésima comunicaci­ón. Y ya se barajan varios nombres para entrar al quite del ‘talón de Aquiles’ del peñismo: desde Alfonso Navarrete Prida, actual secretario del Trabajo, hasta Mauricio Vázquez Ramos, de la OEM, pasando por el recién salido Eruviel Ávila, el ya de casa Roberto Calleja o el experiment­ado Otto Granados. La lista de ‘posibles’ voceros presidenci­ales la completan el eficiente Roberto Campa, el colmilludo Heriberto Galindo y el exvocero zedillista, Liébano Sáenz. ¿Alguno de ellos podrían enderezar la maltrecha comunicaci­ón de este gobierno? Se valen apuestas… Serpiente mandan los dados. Caída libre.

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