AMLO: LOS DESAPARECIDOS Y LA VOLUNTAD DE NO SABER
DURANTE LA SEMANA, EL ÚLTIMO ATAQUE DIRECTO A UNA BUSCADORA DE PERSONAS DESAPARECIDAS HA INUNDADO LOS INFORMATIVOS A NIVEL NACIONAL E INTERNACIONAL, PERO EL HOMBRE MÁS INFORMADO DE MÉXICO NO TIENE MAYORES INFORMES DEL CASO.
La respuesta de Andrés Manuel López Obrador ayer en su conferencia mañanera de “no tener el informe” del caso de la salmantina Lorenza Cano Flores, no sólo es una reacción coyuntural; es en realidad el reflejo de su postura frente a la tragedia de las personas desaparecidas en México. Su voluntad, no ha dado para entender y dimensionar el problema.
Lorenza fue desaparecida por sujetos que mataron a su esposo y su hijo. Ella buscaba a su hermano desde hace casi cinco años. Historias como esas se repiten impunemente en todo el país y, al menos en Guanajuato, ya hay al menos cinco casos que terminaron con desenlaces fatales para familias que cometieron el grave pecado de buscar a sus seres queridos.
Hechos de violencia, son hechos de violencia. A diferencia del caso de las masacres de jóvenes estudiantes en Salvatierra y Celaya, donde las respuestas del presidente resultaron revictimizantes, en esta ocasión ni siquiera atinó a una respuesta sensata.
El problema de las personas desaparecidas en México no sólo es grave como consecuencia de la prolongada crisis de violencia, también lo es por la respuesta sistemática del Estado mexicano en todos sus niveles sin importar los colores. Los presupuestos limitados, el ocultamiento de datos, la negligencia, pero sobre todo la impunidad, son visibles en Guanajuato y el resto del país.
Si bien la crisis ya era crisis desde antes de que llegara López Obrador al poder, la expectativa de una verdadera voluntad política para avanzar en el tema se sembró desde el primer momento. Con Alejandro Encinas como subsecretario de derechos humanos y Karla Quintana como titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, se estructuraron los trabajos.
Pero ya no queda nada de esa estructura. Se propició un quiebre absoluto con la realización de un censo de personas desaparecidas con el que se pretende tirar por la borda un registro nacional que apenas tomaba forma, mientras fue patente el fracaso en la búsqueda de la verdad en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Tanto Quintana como Osuna, están fuera del gobierno.
Ni que decir del desprecio que el propio presidente ha tenido respecto a los colectivos de búsqueda. La lógica facciosa de los políticos en su máxima expresión, sólo condolidos cuando la causa les favorece como opositores.