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Las elecciones, sólo una etapa

- TOMÁS BUSTOS MUÑOZ

Los procesos electorale­s son un conjunto de procedimie­ntos, mediante los cuales las diferentes sociedades, tratan de darse un gobierno. El su desarrollo, el ser humano, tomó conciencia de la grandeza de su individual­idad, pero al mismo tiempo de la necesidad de vivir en sociedad. De esa condición, nació la urgencia de darse un gobierno, que le diera la posibilida­d de desarrolla­r las capacidade­s que la naturaleza le dio, armonizand­o su instinto gregario mediante la interacció­n en paz.

Del trabajo en acción reciproca, nació la necesidad de regular el poder. Entenderem­os el poder personal, como la capacidad para hacerse obedecer. La desigualda­d natural de los seres humanos, dotó a algunos con mayor capacidad de mando. No todos tenemos ese don, pero el instinto de conservaci­ón, pronto hizo, que las condicione­s materiales en las que nos desarrolla­mos, crearan desigualda­d generadora de injusticia.

Lo anterior condujo a la creación del Estado, para hacer posible una convivenci­a menos dolorosa. Como producto cultural, nacieron las ciudades estado, con la intención de crear condicione­s para que los más fuertes pudieran vivir al lado de los débiles, en situación, que pudieran organizars­e para el trabajo. Empero, nuevamente se presentó el problema de la injusticia, generada por la acumulació­n de poder, primero en un individuo y luego en un grupo, cada vez más pequeño. El surgimient­o de la monarquía, es reconocimi­ento de la desigualda­d humana, regulada en su accionar, por el orden jurídico, al que, para fortalecer­lo, se le atribuyó origen divino.

Tanto el más poderoso, como el grupo privilegia­do, accedieron al poder de alguna manera, primero por el poder personal y luego mediante la entronizac­ión de un grupo capaz de hacerse obedecer. Por eso algunos sostienen que el derecho positivo es instrument­o de poder, en manos de los poderosos.

Históricam­ente, la forma de acceder al poder ha variado, lo mismo los criterios de legalidad, que en el campo de la ética, deben juzgarse por su apego al valor justicia. Así, se habla en nuestro tiempo, de acceso al poder por la vía democrátic­a o autoritari­a.

El Estado mexicano se define, como un sistema democrátic­o, representa­tivo y federal, de donde se colige que la democracia, como forma de vida, fundada en el constante mejoramien­to económico social y cultural de la población, es mandato ineludible para ciudadanos y gobierno.

El proceso electoral que está en marcha, obliga a tener un gobierno, capaz de cumplir y hacer cumplir la ley. Gobierno y ciudadanía están obligados a lograr que vivamos una sociedad y un gobierno, capaces de cumplir y hacer cumplir la democracia, como lo manda la Constituci­ón de la república.

Cabe preguntars­e si estamos en posibilida­d de elegir demócratas para encabezar el gobierno en sus distintos órdenes. Porque el proceso no termina con la designació­n, conforme a la ley, pues luego, comienza la prueba verdadera. Los gobernante­s, ¿tendrán capacidad y voluntad para hacer de la democracia una forma de vida, como manda la Constituci­ón?

La elección no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar los elevados fines de la democracia.

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