El segundo piso de la 4T
e Claudia Sheinbaum se pueden decir muchas cosas, pero lo que nadie puede decir que no sea leal a sus convicciones. Ha seguido una línea trazada desde su época universitaria hasta nuestros días. Desde muy joven, esta mujer decidió formar parte integral del CEU de la UNAM cuando estudiaba la licenciatura. Ya en su juventud abrazaba los ideales izquierdistas que más adelante serían la cantera fundacional del Partido de la Revolución Democrática. En su momento, abandonó el parido y se fue a formar parte de Morena.
El CEU—Consejo Estudiantil Universitario— fue un movimiento de masas cuya actividad se revelaba en manifestaciones callejeras y una huelga en 1987, anteponiendo a cambio un proceso de reformas. Ella formó parte de este consejo estudiantil. El 4 de septiembre de 2000, el movimiento estudiantil de izquierda tomó las instalaciones del auditorio Justo Sierra de la UNAM, le dio la espalda al nombre del mexicano que fundó la institución la que forjó para rebautizarlo con el nombre extranjero de Che Guevara, un ideólogo argentino y comandante de la Revolución Cubana. No ha negado la claridad de sus filiaciones.
Esa es Claudia, una mujer que ha idealizado
Del modelo que lleva a una economía centralizada, como los que se pudieron en práctica en las naciones que estuvieron del otro lado de la cortina de hierro. Ella es la candidata que va por el país, apadrinada por el Jefe de Estado, gritando frente a todos sus acarreados que será ella la que se encargue de edificar el segundo piso de la 4T.
Cuando López Obrador estaba en campaña, buscó dar una imagen moderada para que los votantes no se asustaran. Convocó a Alfonso Romo Garza quien aceptó ser coordinador de Estrategia y Enlace con los empresarios. Muchos se tranquilizaron al ver a este ingeniero del Tecnológico de Monterrey, un empresario vinculado con la Universidad de Harvard y laureado por la ONU. La cosa no se va a radicalizar, fue la lectura en aquellos días.
Pero, como dice el dicho: ya encarrerado el ratón, pobre del gato. Claudia no tiene una figura como la de Romo y además, es fiel a sus convicciones. Le gusta la izquierda radical, ha sido admiradora de la Revolución Cubana y de los modelos de Estado que se apegan al totalitarismo del Estado. Así lo ha tratado de explicar con su proyecto de nación en sus actos de campaña.
Parece una broma, y aunque tenga esas proporciones, da la impresión de que va en serio. Dice que ella busca la continuación con sello propio de una transformación que todavía no nos queda claro si es para mejor, aunque luce para peor. Busca una redistribución de la riqueza, en la que el capital sea de todos. Y, eso que ella pretende, fue lo que se planteó en la URSS con los resultados que ya conocemos. Se busca una educación para la formación de las conciencias, como en los años en los que el Estado adoctrinaba a los ciudadanos y toda la información se concentraba en un sólo medio que era el oficial y la verdad era una y ya. Edulcora su propuesta con una serie de acciones y artimañas con las que se convence al pueblo bueno de lo que le conviene, aunque el rumbo más que ir para adelante, sea retrogrado.
En torno a la seguridad, parece que la dirección sigue siendo la misma: continuaremos con una política de abrazos y no balazos, porque el pueblo bueno y sabio se cuidará a sí mismo. Ya sabemos lo que eso significa. ¿Querrá la candidata oficial que los ciudadanos vivamos enrejados mientras los delincuentes hacen de las suyas en total libertad y flagrancia?
Al escuchar a Claudia, pareciera que todo quedó listo en el sexenio de López Obrador, que se edificó paz, bienestar, salud; que se abolió la pobreza y que todos estamos viviendo en una alegría compartida. Por lo tanto, lo que sigue es edificar un segundo piso con esta realidad.
Con seriedad, me pregunto si esto es lo que queremos para el porvenir. Nuestra elección es comprender si queremos este segundo piso o si mejor ahí le paramos. que la de zonas urbanas es de más de 2 mil 500, pero en la realidad hay localidades intermedias, hay transformaciones demográficas, las economías ya evolucionaron y también el entorno ambiental.
En el caso de México no es lo mismo decir que "una quinta parte de la población es rural, a que casi la mitad de la población es rural".