Hace un siglo, León tuvo un campo aéreo
EN LA ENTONCES COLONIA BELLAVISTA HUBO UNA PISTA DONDE DESPEGABAN Y ATERRIZABAN AERONAVES DEL EJÉRCITO MEXICANO
En la entonces colonia Bellavista, hace 96 años, había un campo aéreo. Una pista donde despegaban y aterrizaban aviones del Ejército Mexicano, que incluso el capitán aviador Emilio Carranza llegó a visitar en 1928.
Las fotografías a blanco y negro describen un escenario poco creíble para muchos leoneses: un campo aéreo en un terreno despoblado donde avionetas y aviones del Ejército Mexicano despegaban desde la colonia Bellavista, donde años más tarde se construiría la colonia Arbide.
Una imagen en poder del repositorio 'León en Digital', donada por el cronista Luis Alegre y capturada por el fotógrafo José R. Mena, detalla que en 1928 este predio se abrió como aeródromo militar y en 1930 comenzó a usarse para la aviación civil.
En la foto se observa una avioneta rodeada por leoneses con indumentaria de la época: hombres vestidos con trajes y sombreros de estilo europeo y también leoneses con sombreros mexicanos y gabán.
USO EN GUERRA CRISTERA
El director del Archivo, Rodolfo Herrera platicó a Correo que en esa época era alcalde Filiberto Madrazo (1928-1929). La primera referencia que hay es que el 26 de abril de 1928, el Madrazo le pidió a Antonio Valadez, fabricante y proveedor de León, que comprobara haber facilitado madera para el campo de aviación.
“Estábamos viviendo la época del conflicto cristero, que es de 1926 a 1929 y justamente en ese año, cuando viene el general Daniel Sánchez, y algunos otros generales para hacer una concentración de poblaciones rurales en las ciudades, y a través de los aviones buscaban levantamientos en la sierra, en lugares remotos para que el Ejército fuera a controlarlos”.
En este campo aéreo incluso aterrizó el piloto aviador Emilio Carranza, sobrino-nieto de Venustiano Carranza, reconocido por hacer una misión pacifista entre México y Estados Unidos.
Según el libro ‘Hechos de la vida leonesa', de Antonio Malacara Montayo, el 10 de febrero de 1928 llegó “piloteando uno de los potentes aviones Douglas, que el gobierno trajo de Nogales, Arizona. El ‘Lindbergh Mexicano', como ha dado a llamársele a Carranza, por haber efectuado el notable vuelo sin escalas México-Ciudad Juárez, fue saludado en la noche por numerosas personas, durante la serenata que se efectuó en su honor en la plaza principal”, dice el libro.