GERARDO SÁNCHEZ: EL ÚLTIMO CANDIDATO DEL PRI A LA GUBERNATURA
Hace 6 años, dividido y fracturado pero el PRI por lo menos podía decir que tenía candidato propio a la gubernatura. Tal día como hoy de 2018, Gerardo Sánchez García veía coronado su objetivo largamente buscado y construido muy a su estilo.
Pese a la oposición del entonces candidato presidencial José Antonio Meade, el exsenador y exdirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina (CNC) literalmente se agandallaba la candidatura a gobernador pues no tenía la bendición de Meade y había sembrado muchas discordias en los años de su hegemonía al frente del tricolor.
Fue el mismo político que se dio el lujo de tomar las oficinas del comité estatal tricolor en plenas campañas electorales en 2012 cuando el PRI ganó la presidencia de la República y que había tejido una alianza en 2014 con Miguel Ángel Chico y Bárbara Botello para derribar al arroyismo.
Sánchez García aprovechó la debilidad y el abandono del priismo guanajuatense. Aprovechó su esplendor como líder de la CNC y a punta de billetazos se apoderó de la estructura tricolor en la entidad. Nada pudieron hacer José Antonio Meade y Enrique Ochoa, candidato presidencial y líder nacional del PRI respectivamente.
Se peleó con Miguel Ángel Chico tras ganar la dirigencia en 2014. El PRI en Guanajuato perdió de manera estrepitosa en 2015 tras una esperanzadora resurrección en 2012 y se fue desdibujando en los siguientes 3 años porque Sánchez García quería su candidatura a costa de lo que sea.
Fue el triunfo de un político calculador, hecho a la vieja usanza tricolor, que 5 años tejió una alianza con 2 (Miguel Chico y Bárbara Botello) para apoderarse del Comité Estatal del PRI, agandallar posiciones y candidaturas en 2015, aguantar el vendaval postderrota de esa elección, mantenerse en una pieza, no ceder posiciones y gobernar con personajes de bajo perfil y mano de hierro el partido en Guanajuato.
El PRI le entregaba la nominación al dueño de la estructura que nunca tuvo voluntad de cicatrizar heridas o seguir de frente con su legión de incondicionales para que sean ellos y solo ellos, los administradores de lo que sus detractores vaticinaban, como seguro y sonoro descalabro.
Y Gerardo Sánchez se acabó tras su derrota en la elección 2018. El tricolor volvió a reciclar su crisis ahora con Alejandro Arias, Yulma Rocha y Ruth Tiscareño como franquiciatarios en turno.
Esa ya es otra historia que se escribe sin el PRI con candidato propio a la gubernatura. La decadencia es inevitable.