Contraretrato
APENAS ENTRÓ A MORENA, SE OLVIDÓ DE LAS CUENTAS QUE DEJÓ COMO EXEDIL DEL PAN. NO ES POCA COSA. DURANTE MUCHO TIEMPO FUE EL HOMBRE FUERTE DEL PANISMO EN SALAMANCA Y AL DEJAR SU CARGO COMO PRESIDENTE MUNICIPAL, DEJÓ LAS BASES PERO DE LA DESCOMPOSICIÓN DE LA SEGURIDAD EN LA CIUDAD PETROLERA QUE TERMINÓ POR ESTALLAR CON SU SUCESOR, ANTONIO ARREDONDO MUÑOZ.
Así es. El diputado federal recientemente arropado en Morena, Justino Arriaga Rojas, se enfundó en su papel opositor para decir que Guanajuato vive en un estado de crisis y alerta en materia de seguridad. Lo dijo justo a colación de la desaparición de la buscadora Lorenza Cano Flores, que ha terminado por evidenciar la vulnerabilidad que priva en Salamanca.
Si hay una necesidad concreta y apremiante para los salmantinos, es la de una policía preventiva municipal confiable, cercana y permanente, objetivos que no se han podido lograr justamente por la entrada del Mando Único Policial que en 2017 Arredondo Muñoz solicitó como medida desesperada. En lo público y privado, argumentó que recibió de Justino una policía endeble.
Al final ese Mando Único tampoco sirvió y no hubo mayores críticas de Arriaga Rojas todavía como panista. En 2018 llegó la también expanista Beatriz Hernandez Cruz abanderada por Morena y exigió el retiro de los estatales para refundar la policía municipal. No lo logró. El pendiente sigue incompleto hoy en día.
Ya con la tragedia encima, Justino Arriaga ya no se contiene. Se sumó a las críticas al gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo -su otrora correligionario contemporáneo- y al fiscal Carlos Zamarripa Aguirre. Para él, lo pasado pasado, aunque el presente se lo grite.