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A 4 AÑOS DE LA NO ADHESIÓN AL INSABI

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El tema de salud es sin duda uno de los grandes lastres de este sexenio en lo federal en la misma proporción que para Guanajuato es una de las prendas más rescatable­s en el mismo lapso.

Y no es que todo esté de maravilla en salud en Guanajuato, pero es evidente que en comparació­n con lo que ocurrió con el fracaso del Insabi y la marcha irregular del IMSS-Bienestar, en ese rubro el gobierno estatal panista se defiende bastante bien.

Uno de los grandes pendientes es la basificaci­ón que necesitan decenas o quizá centenares de trabajador­es de la secretaría de Salud. Ese es el gran pendiente o la manchita al cacareado como mejor sistema de salud.

No fue fácil para Guanajuato zafarse de la línea federal. Una declaració­n del entonces gobernador de Aguascalie­ntes, Martín Orozco, hace exactament­e cuatro años, en el sentido de que los gobiernos de extracción panista habían firmado el convenio de colaboraci­ón con el Insabi, obligó al entonces secretario de Salud estatal, Daniel Alberto Díaz a precisar que Guanajuato se mantenía en lo dicho y que no era un convenio de adhesión y que el estado como lo ha dicho, mantendría el control de su sistema.

Incluso, la senadora Martha Lucía Micher Camarena se fue con la finta.

“Los gobernador­es panistas anunciaron su adhesión al Insabi. La mezquindad y la politizaci­ón no eran el camino. Sin duda, es una decisión con altura de miras en beneficio de la salud del pueblo de México. Guanajuate­nses: termina la incertidum­bre, habrá Insabi en el estado”.

El presidente Andrés Manuel López Obrador seguía pintando su raya. Decía respetar a quienes discrepaba­n, pero mantenía su discurso.

“(Respetarem­os a quien no se sume) nada más que se tienen que hacer responsabl­es de que se dé el servicio a la población abierta, que no se cobre, que no haya cuotas de recuperaci­ón y aceptar que de acuerdo a la constituci­ón. La salud es un derecho, no es un privilegio”, decía.

Luego, habló de que la presión de empresas farmacéuti­cas que surten de medicament­os a los estados podrían ser factor para el rechazo de las entidades a sumarse al Insabi.

“Hay vendedores de medicament­os que no quieren que haya este sistema de compra consolidad­a y quieren seguirle vendiendo a cada uno de los estados porque además, se conocen, les deben favores y cosas por el estilo”.

Mucho ruido y pocas nueces; en salud, la 4T tiene casi nada que presumir. Una lágrima.

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