JUNTA DIRECTIVA UG: RENOVACIÓN A MEDIAS
Dentro de la larga lista de pendientes reformistas que han quedado en el tintero, está la concreta labor de alinear la legitimidad con la legalidad para integrar la Junta Directiva de la Universidad de Guanajuato (UG).
Así es, el órgano cupular de la UG ha carecido de legitimidad aun cuando se cumpla llanamente con la legislación y reglamentación institucional. Dos conceptos parecidos pero que se cuecen aparte en un organismo que no ha servido más que para convalidar las decisiones de la rectoría en turno bajo un esquema de complicidades y beneficios mutuos.
Se trata de una circunstancia alimentada en buena parte por la falta de limitaciones para que un integrante se perpetúe en la Junta Directiva. Una carta abierta así, garantiza la complicidad incluso para la sucesión de la rectoría general.
Ayer se renovaron siete plazas de la junta, lo que hizo pensar en la renovación que tanto se había demandado. Sin embargo, resultó un cambio ‘a medias’, pues cuatro integrantes se mantienen en su asiento, además de que fue ratificado Manuel Fermín Villar Rubio, famoso exrector de la Universidad de San Luis Potosí, por aquella afirmación de que las alumnas “provocan a los profesores”.
Así que grave usted estos nombres: Cirila Cervera Delgado, Eugenia Garay Sevilla, Germán Cuevas Rodríguez, José Antonio de Jesús Álvarez Canales, Rocío del Alba Llarena del Rosario, Vicente Rico Ramírez y Manuel Fermín Villar Rubio, son las personas designadas a partir de este 01 de febrero de 2024 y concluirán su periodo el 31 de enero de 2026.
Si bien los requisitos legales pueden ser superados sin problema, es un hecho que la única forma de legitimarse es trabajando desde una autonomía que, en los hechos, prevenga y evite nuevas crisis institucionales como la vivida en 2023. Al tiempo.