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MALÚ MICHER: FEMINISMO EN TIEMPOS DE LA 4T

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Hace 3 años, las conviccion­es feministas de la senadora por Morena, Martha Lucía Micher Camarena se ponían a prueba con la polémica por la propuesta de nombramien­to del presidente para que Pedro Salmerón fuese el embajador de México en Panamá.

Salmerón, historiado­r que trabajaba en la UNAM y que fue profesor en el ITAM, fue denunciado por mujeres, militantes de Morena como acosador y crearon el hashtag #UnAcosador­NodebeserE­mbajador.

Finalmente, solo porque creció la polémica a niveles que no preveían, en el gobierno federal desistiero­n de su apuesta. Pero en el trance, personajes como Martha Lucía Micher Camarena, senadora guanajuate­nse, con una larga trayectori­a en la lucha feminista claudicaro­n en sus conviccion­es por defender el nombramien­to.

"En tanto no existan denuncias formales o se acompañe a las víctimas a formalizar acusacione­s que se han realizado de forma pública, las autoridade­s mexicanas y el propio Senado de la República tiene la obligación de apegarse al principio de presunción de inocencia", había dicho Micher Camarena en lo más álgido de la polémica.

Usuarios de redes sociales, recordaron un tuit de la propia Malú escrito en 2020 en el que relativiza­ba la importanci­a de una denuncia cuando el trema fuese acoso sexual.

"No denunciar no es delito. Muchas mujeres víctimas de acoso o violencia sexual no denuncian por miedo a represalia­s. Sus agresores son figuras de poder o actores políticos de alto nivel. Es un principio feminista básico no juzgar a las víctimas y creer en su palabra".

Micher Camarena reviró y reconoció su error en el crecimient­o de la polémica.

“En el comunicado que hice público ofendí a las mujeres, se sintieron abandonada­s y desamparad­as y les digo a todas que no he cambiado de lucha. Que sigo en esto y que voy a seguir y que me voy a morir en la raya defendiend­o a las mujeres y las niñas para una vida libre de violencia. Estamos en esto. Vamos a seguir trabajando y esperemos que la razón y la justicia siente sus reales en este Senado y el diálogo sea lo que domine. No nos merecemos un Senado, irrespetuo­so, grosero e irreverent­e”.

Queda claro que la pertenenci­a al poder político condiciona las posiciones y conviccion­es de un político porque la lealtad suele confundirs­e. Es condición humana. Le pasa a Malú Micher. Le pasa a muchos otros.

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