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Vendieron Chilpancin­go al crimen organizado

- HÉCTOR DE MAULEÓN

n los días en que a propósito de una investigac­ión de la DEA y de fiscales estadounid­enses ha estallado un escándalo sobre el supuesto financiami­ento del Cártel de Sinaloa a la campaña presidenci­al de López Obrador en 2006, la violencia de los cárteles vuelve a poblar de llamas y de muertos las calles de Chilpancin­go.

En una entrevista concedida a Quadratin el año pasado, el obispo emérito Salvador Rangel reveló que dos organizaci­ones criminales habían financiado las campañas políticas en Guerrero durante las elecciones de 2021.

Según Rangel, Los Tlacos habían apoyado a la hoy gobernador­a Evelyn Salgado, y a la alcaldesa de Chilpancin­go, Norma Otilia Hernández Martínez.

Un grupo contrario, Los Ardillos, habría financiado según el obispo las campañas del PRI.

Al triunfo de Morena Los Tlacos, reveló Rangel, se habían adueñado del cobro de piso al comercio y al transporte público, así como de la venta de carne, de pollo, de refrescos, cigarros y cerveza. Los supuestos acuerdos de paz, la pax narca que privaba en Chilpancin­go, se rompió. Los Ardillos iniciaron una violenta ofensiva para el control de su territorio.

La guerra entre estas organizaci­ones, que hasta entonces se había librado en los pueblos de la sierra, bajó a los municipios urbanos y se cebó sobre todo en las calles de la capital del estado, que quedó territoria­lmente dividida.

Ayer, Chilpancin­go de nuevo se vistió de sangre.

En la carretera Chilapa-Petaquilla­s el chofer de una unidad fue asesinado e incinerado. Simultánea­mente, tres conductore­s más fueron masacrados en las colonias San Francisco, Caminos y Las Torres.

Hombres armados que recorrían las calles prohibiero­n a los usuarios emplear las camionetas Urvan del transporte público. Chilpancin­go quedó completame­nte aislado. Se suspendió el servicio en las rutas que lo conectan con Tixtla, Chilapa, Tlacotepec, Mochitán y Quechulten­ango. Las escuelas cerraron por falta de condicione­s que garantizar­an la seguridad de los alumnos.

A mediados del año pasado la capital de Guerrero se sacudió con una ola de bloqueos, enfrentami­entos, aparición de cuerpos desmembrad­os y asesinatos de comerciant­es y transporti­stas. En junio de 2023 siete cabezas colocadas sobre el cofre de un auto marcaron el inicio de los días

E@ HDEMAULEON

de sangre. Una cartulina colocada junto a los despojos le reclamaba a la alcaldesa Hernández Martínez el incumplimi­ento de acuerdos.

Más tarde se difundió un video que mostraba a Hernández Martínez en un desayuno con el líder de Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez.

Quedó claro que esta organizaci­ón estaba reclamando a la alcaldesa de Morena el apoyo brindado a Los Tlacos.

En esos días la detención de dos líderes transporti­stas ligados a Los Ardillos provocó que Chilpancin­go se viera invadido por miles de personas procedente­s de Chilapa, Quechulten­ango, Acatepec y Atlixtac: una movilizaci­ón que tenía como fin obligar a las autoridade­s a negociar con dicho grupo. La Autopista del Sol fue bloqueada durante más de siete horas. Las instalacio­nes de la Fiscalía General de la República quedaron sitiadas. Cuatro taxistas fueron asesinados y cinco taxis entregados a las llamas.

Muertes, desmembram­ientos, negocios atacados, comerciant­es ejecutados. El obispo Rangel denunció que la gobernador­a y la alcaldesa habían vendido el estado al crimen organizado.

Escribí en esos días que sin embargo nada ocurría: que los días, y las noches, y las madrugadas de horror, seguían poblando Chilpancin­go.

Nada ha cambiado desde entonces. En medio de la tormenta, la alcaldesa de Chilpancin­go anunció en diciembre su aspiración de competir por el Senado. Acaba de anunciar que, al no resultar beneficiad­a en el proceso interno de Morena para la integració­n de las fórmulas, buscará la reelección.

No solo eso: felicitó al padre de la gobernador­a, Félix Salgado Macedonio, uno de los grandes responsabl­es de la tragedia de Guerrero al abrirle las puertas del estado al grupo de los Beltrán Leyva, "por haber sido postulado nuevamente para el Senado".

Tal vez tienen razón quienes critican que se dé a conocer una investigac­ión de la DEA sobre un supuesto financiami­ento del narcotráfi­co a una campaña ocurrida en 2006.

Para qué ir tan lejos si el aquí y ahora están tan cerca.

Cosa de voltear a ver la sangre y las llamas que arrasan Chilpancin­go.

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