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SE LA JUEGAN EN LA CARRETERA

A KEVIN LE APASIONA RECORRER LAS ARTERIAS DEL PAÍS, PERO LAMENTA ESTAR EXPUESTO A SER VÍCTIMA DEL CRIMEN

- IVONNE ORTIZ

Kevin Tovar tiene 24 años y los últimos seis los ha dedicado a ser transporti­sta foráneo de camiones de carga. El joven originario del Estado de México ama manejar por las carreteras y conocer diversos lugares del país, pero también se expone a asaltos, “correteada­s” y bloqueos de caminos, como muchos chóferes en el país. Tres veces ha estado a punto de ser acorralado, pero se ha librado.

El joven chofer lleva y trae mercancía variada, como medicament­os y alimentos. En sus trayectos se ha librado de ser cooptado por delincuent­es que lo han “correteado” con vehículos que no paran de seguirlo en carreteras federales.

“Como tal, asaltos gracias a Dios no, pero me ha tocado que me han correteado, me han tratado de quitar la unidad, o mis pertenenci­as, pero ha quedado en el susto, pero sí me ha tocado presenciar como en las carreteras se roban las unidades. Muchas de las veces cuando llegan a ocurrir estos asaltos los hacen en tramos en donde está prácticame­nte solo”.

Cuenta que ha librado tres hechos peligrosos en los que lo persiguier­on, y en algunos de ellos afortunada­mente estaba la Guardia Nacional. Como pudo, esquivó a los vehículos o enfrentó a los presuntos delincuent­es “echándoles” el tráiler, para salvarse.

RUTAS PELIGROSAS

Kevin enlista tres tramos como los de mayor riesgo: Querétaro-Salamanca, León-Salamanca y la carretera libre de Pénjamo. En esta última, policías municipale­s le robaron las pertenenci­as a uno de sus compañeros, cuenta indignado.

“En el tramo que viene desde Querétaro a Salamanca está muy peligroso, o de Salamanca para León, también, de noche es muy riesgoso. Las carreteras libres de cuota, por ejemplo la que va para Pénjamo. Hasta ahorita no he tenido una experienci­a propia, pero me ha tocado ver. Incluso para este lado de Pénjamo, la Policía Municipal los detiene y se aprovecha. Un compañero venía de descargar rumbo a León, y lo paró la Policía Municipal por la carretera libre, y al bajarlo de la unidad le empezaron a quitar sus pertenenci­as”.

Por temor a las represalia­s, la víctima no denunció a la Policía Municipal de Pénjamo, pues además sabe que se enfrentará a un proceso tedioso que muchas veces no termina en la recuperaci­ón de sus pertenenci­as o la mercancía. “Por protección de él, me imagino por miedo no denunció, y se vino para acá para León”.

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