LA VIOLENCIA EN GUANAJUATO: CAMBIO DE PARADIGMAS
Los políticos y los gobernantes acomodan los datos y las estadísticas a su conveniencia para ofrecer el mensaje que quieren lanzar a los votantes o a la ciudadanía en general.
Hace unos días, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo insistió en que Carlos Zamarripa es el mejor fiscal del país "pese a quien le pese". El mandatario estatal apuntala su percepción con los datos de World Justice Project que habla del índice de impunidad.
Y también refiere las cifras de homicidios dolosos en cuanto al índice por cada 100 mil habitantes donde Guanajuato bajó del primero al sexto lugar. Sus referencias son correctas aunque ninguno de los datos puede evitar que este, sea el sexenio más violento de la historia en el estado.
Y al mismo tiempo, hay otro ángulo que no se puede evitar y que pone a Guanajuato contra las cuerdas: las cifras de desapariciones y el creciente número de policías asesinados.
Este último dato es demoledor. Si ya Guanajuato había sido el estado con más policías asesinados en 2023, en lo que va del año, mantiene ese liderazgo ominoso con una decena de elementos asesinados.
Uno de los más recientes fue el de un elemento de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Abasolo en una tragedia que cobró la vida también de sus hijos. Una semana antes, Celaya había sido el Municipio más castigado con ataques a varios elementos que lamentablemente cobraron varias vidas.
No se puede hablar de un estado en vías de pacificación cuando por un lado los homicidios dolosos van a a la baja pero las desapariciones y los policías asesinados aumentan.
Ni qué decir de las personas desaparecidas. De acuerdo a la Comisión Estatal de Búsqueda, durante el último trimestre de 2023 se registraron 300 desaparecidos, casi la cuarta parte de las que esa misma institución reporta entre 2018 y 2023.
El drama de las desapariciones sigue golpeando al país y en lo particular a Guanajuato. Es habitual que tanto el gobierno estatal como el federal nos ofrezcan sus otros datos para argumentar que hay una mejoría en el combate al crimen organizado.
El entorno los desmiente a sus cifras y su optimismo. En la disputa política y hasta partidista que se da entre el gobierno federal morenista y el panista, sus respectivos discursos que machacan con la idea de que van ganando la batalla, tienen varios ángulos cuestionables. La credibilidad es su problema más serio.