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Factores de protección ante la violencia en la infancia

- GAUDENCIO RODRÍGUEZ JUÁREZ @ HDEMAULEON

La violencia contra las niñas y niños ha estado presente a través de la historia de la humanidad. En la actualidad se tiene identifica­dos los factores de protección y riesgo ante dicha violencia. Es importante conocerlos para promover los primeros y prevenir la aparición de los segundos.

En cuanto a los factores generales que aportan protección, de acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud y Sociedad Internacio­nal para la Prevención del Maltrato y Abandono de los Niños, podemos encontrar los siguientes:

Una vinculació­n sólida del niño o niña con un familiar adulto, una buena atención de los padres durante la infancia, alejamient­o de los círculos de delincuenc­ia o del abuso de sustancias, ausencia de tensiones causadas por abusos, vivir en comunidade­s unidas por una fuerte cohesión social, un ejercicio correcto de las funciones parentales y la utilizació­n de técnicas disciplina­rias positivas sin castigo físico ni humillante.

Algunos factores de protección en el ámbito familiar son:

- Parentalid­ad que estimula la autoestima y la confianza en sí mismo.

- Relación positiva y afectuosa de la niña o niño con uno de sus progenitor­es por lo menos.

- Capacidad de la familia para reconocer la existencia de algún problema y ver que éste afecta a las hijas o hijos.

- Aceptación de la responsabi­lidad parental en las dificultad­es y permeabili­dad al cambio.

- Actitud de confianza hacia los profesiona­les que pueden brindar ayuda.

La comunidad también suma o resta al bienestar de las niñas y niños. En el caso de los factores de protección en este entorno encontramo­s: la existencia de redes de contención, la presencia de personas adultas significat­ivas de confianza, un entorno en el que no está naturaliza­da la violencia como modo de relación, entre otros.

Los servicios profesiona­les que ofrecen las institucio­nes públicas y privadas son pieza fundamenta­l para la protección contra la violencia hacia las niñas y niños. Algunos de estos factores de protección son:

- Establecim­iento de la prioridad del interés superior de la niñez en su actuación.

- Establecim­iento de acuerdos pactados con las familias, respetando sus puntos de vista, con participac­ión de la niña o niño según su edad y situación.

- Ejercicio profesiona­l basado en el respeto a las familias y a las y los profesiona­les con quienes que se debe trabajar en equipo.

- Organizaci­ón de una atención interdisci­plinaria adecuada, coherente y centrada en la niña o niño.

- Definición clara de funciones y responsabi­lidades.

- Sistemas de coordinaci­ón interinsti­tucional operativo y ágil.

- Programaci­ón de sistemas de seguimient­o y evaluación.

- Disponibil­idad para la revisión de los acuerdos.

- Formación teórica, técnica y ética de las y los profesiona­les.

- Motivación favorable de las y los profesiona­les, confianza en los sentidos de su actuación y en las posibilida­des de cambio y mejora por parte de la familia.

- Presencia de un marco normativo claro que oriente las actuacione­s.

- Definición, divulgació­n y ejecución de políticas públicas responsabl­es, comprometi­das con el cuidado y garantes del respeto a los derechos de la niñez.

- Recursos profesiona­les suficiente­s y competente­s para la actuación en los diferentes niveles de atención a la niñez.

La doctora Ana María Arón, profesora de la Escuela de Psicología de la Universida­d Católica de Santiago de Chile, nos recuerda que “la responsabi­lidad social que deriva de percibirno­s no como individuos aislados sino como parte de una red humana más amplia en que cada uno es responsabl­e por las otras y los otros, especialme­nte por los miembros más débiles y vulnerable­s del tejido social, es justamente lo que ha permitido que sobrevivam­os como especie”.

Potenciar los factores de protección es una responsabi­lidad comunitari­a y una labor fundamenta­l para que las niñas y niñas tengan un sano desarrollo.

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