Paloma, madre e hija son autistas
Paloma Tapia nació en Chile hace 37 años, pero actualmente vive en Irapuato. Desde hace tres años fue detectada como Nivel 1 del Trastorno del Espectro Autista (TEA) también llamado Síndrome de Asperger.
No solo es una mujer autista diagnosticada en la adultez sino que su proceso de descubrimiento le ayudó a que también su hija fuera detectada con el mismo trastorno y recibiera el apoyo que necesitaba.
Paloma sabía que la genética ha sido señalada entre las causas del Autismo y que, si ella estaba en el espectro, su hija era candidata a también estarlo, sobre todo por sus comportamientos.
Cuenta que ambas recibieron el diagnóstico en el Clima en Irapuato, un “Centro terapéutico para pacientes con trastornos del neurodesarrollo especialmente Autismo”.
Ahí su directora Lizbeth Villalvazo Millán y otras psicólogas las ayudaron con la detección y luego con diferentes terapias para mejorar sus habilidades sociales, dado que este es uno de los aspectos más problemáticos para los autistas.
Además, el proceso fue justo en pandemia, en abril de 2020 Paloma realizó el proceso de detección y unos meses después, en julio del mismo año, se confirmó que su hija tenía Asperger también.
Paloma actualmente es ama de casa, pero no por problemas académicos, estudió la carrera de Modas y de hecho recuerda que siempre tuvo buen desempeño en la escuela y buenas calificaciones. Su hija es igual en este sentido.
En cambio, en lo social ella admite las muchas dificultades que tiene. No le es fácil hacer amigos, ni abrirse con desconocidos, vive con su esposo y su hija que está en cuarto de primaria y ellas son todo su contacto directo con el mundo.
Habla normal, aunque sin mirar directo a los ojos, esto último la incomoda. Cuenta que antes solía obligarse a ver a la gente a la cara pues de niña su hermano le dijo que si no lo hacía nadie le creería lo que decía y eso le asustaba. Ahora ya no se obliga más.
Aceptar su autismo le ha permitido ser más amable consigo misma, más permisiva, también ha ayudado a que su hija reciba más apoyo del que ella tuvo. Puede decirles a los maestros lo que pasa con Gaby y estos se esfuerzan por entender o piden ayuda a su psicóloga.
En redes sociales Paloma estuvo en un grupo de gente neurodivergente, pero se apartó por diferencias de opinión. No sabe de ningún grupo de estos que se reúna en persona, pero señala que sí lo hacen por videollamada, pero solo algunos, ella nunca lo hizo.
Cuenta que sin importar su edad tiene gustos peculiares que la obsesionan, adora con locura los artículos de papelería como los bullet journal o agendas, además de los sellos. Estos son los regalos que le hace su familia y ella misma de vez en cuando.
Dice que le avergüenza cuánto gasta en estos objetos y en una colección de muñecas de alta calidad, pero estos son sus únicos vicios. No le gusta tomar alcohol, salir de casa, ni le obsesiona la ropa, en su lugar se vuelca en sus intereses restringidos, como se le conocen a la áreas de interés que obsesionan a las personas autistas.
Los prejuicios sobre el autismo son algo que incomoda a Paloma, “se cree que todos tienen que hablar como robots, que eres muy inteligente para tener autismo, o que las mujeres autistas son feas”, dice y aclara que no todos son así.
El caso contrario también la molesta, que haya quienes piensen que, por ser inteligente, independiente y tener familia ya no necesita ningún tipo de ayuda. La verdad es que sí la necesita, pero para cada persona esa necesidad puede ser diferente.
No ve bien que las personas se autonombren autistas, a menos que esto sea el primer paso para buscar ayuda.
Sabe que el proceso del diagnóstico es caro, pero invita a buscar la forma de conseguir los recursos, esto puede ser incluso a través del IMSS o hablando con los profesionales para llegar a un acuerdo de cómo pagar. En su caso lo hizo en varias sesiones.
Por último, refiere a por qué es importante para ella contar su testimonio como una persona autista y es que asegura que lo que más necesitan las personas como ella es empatía y ésta no vendrá en tanto se esconda la condición y no se hable del tema.