ALERTA SARAMPIÓN
Si había un logro del sistema de salud público mexicano, ese era la erradicación del sarampión. Sin embargo, esto parece haber motivado un relajamiento en las campañas de vacunación cuyo mayor descenso se experimenta justo ahora que la UNAM ha advertido de una oleada de casos que sin duda, alcanzará a Guanajuato.
La situación se ha reflejado en dos años en los que el gobierno federal redujo el surtimiento de la vacunación, lo cual en el caso de Guanajuato repercutió en una cobertura mucho más limitada; en 2021 se cubrió la totalidad de las dosis correspondientes a infantes de 12 meses y 6 años de edad y se descartó la segunda dosis para los 18 meses.
Fue en 2022 cuando comenzaron las reducciones más dramáticas, pues la primera dosis tuvo su primera baja apenas del .7 por ciento y cubriendo apenas al 68 por ciento de la segunda dosis para bebé de 18 meses. En 2023 la caída en la vacunación fue patente, pues la federación sólo cubrió al 77 por ciento de la primera dosis, al 68 por ciento de la segunda y al 93 por ciento de los menores de 6 años.
La reducción y recorte de la federación en las dosis antisarampión, ameritaría que la Secretaría de Salud de Guanajuato (SSG) ahora a cargo de Ligia Arce Padilla, realice una intensa gestión para cubrir lo más pronto posible la demanda, sin embargo, las pocas garantías obligarían a un ajuste presupuestal para la compra de las vacunas lo más pronto posible.
La urgencia es clara. La vacunación dentro del sistema estatal es realizada por la dirección de servicios de la salud que de contar con un presupuesto de 435 millones 929 mil 172 pesos en 2023, este año recibió 385 millones 627 mil 955 pesos. Es decir, una reducción de casi el 12 por ciento.
El aviso está dado. En pleno año electoral la falta de previsión puede producir una emergencia sanitaria, una tormenta perfecta y completamente inoportuna.