ES JORGE UNO ENTRE POCOS
CON TODA UNA VIDA DEDICADA A LA CANTERA, EL HOMBRE DE 64 AÑOS DE EDAD SE DICE ORGULLOSO DE SU OFICIO CON EL QUE HA DEJADO HUELLA EN VARIOS PUNTOS DE LA CIUDAD
Jorge Martínez es uno de los, hoy, casi desaparecidos canteros de la ciudad. Está a punto de cumplir 64 años y, con sus manos, da forma a piezas de cantera.
El cantero menciona que aprendió en un taller que había cerca del callejón de San Juan de Dios.
“Aquí con este señor, Rosendo Aguilar, que fue con el que duré bastante tiempo (...)Ahí llegué a la edad de 14 años. Ahí empecé a trabajar con el arquitecto hasta que cumplí los 19 años, ya después pues ahora sí, a buscarle, pero ahí fue donde me enseñé a trabajar”, dice.
Martínez reconoce que si bien la experiencia fue la que pulió su técnica, hubo quien le mostró el camino a seguir. Marro y cincel son las herramientas con las que él trabaja; todo es manual. El uso de máquinas como sierras es complementario, aunque cada vez es más común que se utilice.
Jorge recuerda con entusiasmo trabajos realizados en el Templo de San Francisco, Templo de Belén, la Universidad de Guanajuato, el Templo de la Compañía y la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato.Estos trabajos eran en su mayoría para restaurar fachadas o interiores.
Jorge reconoce el trabajo de los Aguilar, en especial el de Rosendo Aguilar, quien no solamente le dio la oportunidad de trabajar sino que es uno de sus compañeros más entrañables.
Si bien el material que se utiliza en el Taller de los Aguilar proviene del subsuelo guanajuatense, es debido a las peticiones de los clientes, ya sea por el color, o por el detalle, que en ocasiones se tiene que comprar en otros lugares de donde se transporta por ellos mismos hasta el lugar de trabajo.
Juan Pantoja me enseñó a trabajar en esto, me decía muchas veces 'cuando bajes a Guanajuato no bajes con la cabeza agachada, fíjate para arriba, y verás cuántas cosas tiene Guanajuato'”
Jorge Martínez
CANTERO