El callejón de los Angelitos, de larga tradición en la capital
El callejón de los Angelitos encierra el misticismo de una tradición guanajuatense arraigada desde la construcción del Panteón Municipal de Santa Paula. Es el camino de familiares para llevar a su última morada a niñas y niños, motivo del nombre de este lugar.
Lo que un día fuera una vereda se fue convirtiendo en un callejón gracias a la construcción de casas a su alrededor. La vialidad comienza desde el primer tramo de la Subida de Tepetapa, en sentido hacia Cerro Trozado, y concluye en la calle Transversal del Panteón de Santa Paula. La cuesta que presenta el callejón es complicada debido al empedrado del lugar y la pronunciada subida.
El cronista de Guanajuato, Eduardo Vidaurri Aréchiga explicó que estos 'angelitos' se trasladaban en una cajita muy pequeña, cargada por el padre en la cabeza, acompañados por familiares y amigos.
“Es costumbre también, que en la medida que van avanzando, alguien de los que acompañan esta procesión, para darle sepultura al pequeñito, vaya tronando cuetes”.
Una vez que se llega a la puerta principal del Panteón de Santa Paula, se transportaba al 'angelito' rumbo hacia el lado derecho de la primera sección al interior del recinto hasta una sección conocida como 'La Recamarita'.
“Un área especial del Panteón para sepultar a los niños. Produce una experiencia muy triste estar ahí porque es muy común que las mamás, los papás, los hermanitos, vayan a visitar a los niños muertos a su tumba y les lleven dulces, juguetes y frutas”, narra el cronista.
Desde el siglo XIX se convirtió también en una costumbre que a los muertos niños, a los muertos que morían en gracia, aquellos que no habían alcanzado a recibir ningún sacramento se les empezó a denominar angelitos”
Eduardo Vidaurri Aréchiga
CRONISTA DE GUANAJUATO