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EL GOLPE DE LIBIA: DESARMAR AFUERA; FORTALECER­SE DENTRO

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"¿Un mago no revela sus trucos?", me dijo la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por Guanajuato, Libia Dennise García Muñoz Ledo al final de la rueda de prensa en la que anunció que el secretario de Seguridad, Álvar Cabeza de Vaca y el fiscal Carlos Zamarripa Aguirre no formarían parte de su equipo de trabajo.

Minutos antes le pregunté si había pacto con el propio Zamarripa para acordar su salida porque, legalmente, no basta la voluntad del titular del Ejecutivo para determinar la destitució­n del fiscal.

Mucho más si se trata de un funcionari­o tan poderoso y empoderado como el que está en activo y que apenas un día antes había recibido loas, incienso y hasta lágrimas en el reconocimi­ento de parte del gobernador Diego Sinhue Rodríguez, quien lo ha respaldado en las buenas, en las malas y en las peores.

Como cuando desde Palacio Nacional se articuló una embestida con respaldo de la mismísima Fiscalía General de la República a cargo de Alejandro Gertz Manero en el año 2020.

No llegó a nada tal indagatori­a, pero en el momento más oscuro para el fiscal, en el gobierno dieguista se planteó la convenienc­ia de que Zamarripa se hiciera a un lado. Y la postura de Rodríguez Vallejo siempre fue: si no hay nada sólido, legal, que amerite la destitució­n y todo es político, no se va.

A partir de esa circunstan­cia, habrá que dimensiona­r ese golpe que da la candidata panista a la gubernatur­a Libia Dennise García Muñoz Ledo en el amanecer de su campaña.

No solo en el contexto de lo que significa desarmar uno de los argumentos más socorridos de la oposición en los últimos años de campaña, sino lo que ello representa para la autonomía e independen­cia que aspira a lograr cualquier candidato que viene de un dedazo del mandatario en turno.

Después de ver la convicción con la que Diego Sinhue Rodríguez Vallejo defendió las gestiones de Álvar Cabeza de Vaca y de Carlos Zamarripa Aguirre en la víspera del anuncio de Libia Dennise García, es evidente que el gobernador sabía perfectame­nte el anuncio que haría la candidata. Sería ingenuo pensar que ni siquiera le avisó.

Y no solo saberlo (prerrogati­va que disfruta per se, un gobernador que ha controlado con mano de hierro las decisiones y más importante­s del actual sexenio, sean del poder que sean), sino acordarlo y aceptarlo.

Habría que preguntar si fue sencillo ese proceso entre el que se va y la que quiere llegar. Una decisión pragmática y electorera así, ¿pasó como cuchillo en mantequill­a?

Más allá de las maromas para mostrar una narrativa que demuestre que Guanajuato está mejor en seguridad que hace seis años, está la realidad que viven miles de guanajuate­nses y de un dato que es inobjetabl­e.

Llamenle como quieran. Está por concluir el sexenio más violento en la historia del estado.

Y ya lo habíamos comentado: para hacer creíble aquello del "nuevo comienzo", no bastaba un sesudo plan de seguridad y tomarse las fotos con expertos.

Las palabras mágicas para pasar ese filtro y llegar a la instancia de poder, vender el derecho a la esperanza de que las cosas pueden mejorar bajo la tutela de un partido que lleva casi 33 años en el poder, las pronunció Libia Dennise el pasado viernes. Era justo y necesario, pero solo es el primer paso. No ha ganado nada.

ser candidato de Morena a la alcaldía de León y que ya no estaba con Ricardo, presuntame­nte porque quería volver a ser candidato y no lo ibanarespa­ldar.

A su derecha estaba Marcelino Trejo, quien fuera integrante de la planilla de Sheffield en 2021 y que luego renunció a la misma. Luego, Sheffield acusó al notario de haberlo traicionad­o. Trejo terminó como candidato a diputado de Movimiento Ciudano.

También estaban el excandidat­o a la gubernatur­a Ricardo García Oseguera; el alcalde de Silao, Carlos García; Mausita Nieto, esposa de MiguelÁnge­lChicoyeld­iputadoloc­alCuauhtém­ocBecerra.

Prieto Ortega habló del proyecto de gobierno, pero aclaró que lo pondría en las manos de quien sea el candidato o candidata. También escuchó los gritos de "gobernador, gobernador" y vio algunas pancartas deapoyo.

Fueron ilusiones vanas, porque para entonces Sheffield ya se había asegurado que la candidatur­a a gobernador sería para él o para alguien desugrupo,comoocurri­ó.

Pero los Prieto no se quedaron con las manos vacías. En Morena nadietomat­odo.

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