LIBIA DESCOLOCA A LAS BASES TRADICIONALES DEL PAN
Limitar a un aspecto político-electoral los efectos que provocó la sentencia de la candidata de la coalición Fuerza y Amor por Guanajuato, Libia Dennise García Muñoz Ledo, al adelantar que buscará que Carlos Zamarripa Aguirre no siga al frente de la Fiscalía General del Estado (FGE), también generaron extrañeza y confusión entre los sectores que tradicionalmente apoyan al PAN.
Vaya, hasta provocó que el dirigente estatal del blanquiazul, Eduardo López Mares, se metiera en un entuerto tratando de justificar la extraña mezcla de alabanzas al fiscal patrocinadas por el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, con la fulminante declaración de su candidata. “Son nuevos bríos al esquema de seguridad, porque la estrategia a nivel federal es fallida”, dijo en una evidente confusión.
Pero el pasmo prevaleció entre los líderes empresariales. Este sector es uno de los que han resultado más apapachados por Zamarripa Aguirre, con quienes tenía comunicación directa, les convencía -sin mucho trabajo- de sus tesis y les presentaba sus instalaciones. Así que una declaración como la de Libia les resultó completamente sorpresiva.
El presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) región Bajío, Ismael Plascencia Núñez, quien en su reacción ante la prensa de plano apeló a que Libia haga los cambios que quiera pero con resultados. Una actitud similar tuvo Héctor Rodríguez Velázquez, presidente de Coparmex, quien dimensionó lo dicho como parte de la contienda electoral.
El otro sector es el del clero ya de por sí distanciado del PAN. Su portavoz fue el obispo de la Diócesis de Celaya, Víctor Aguilar Ledesma, quien le puso hielo al fervor y advirtió que tampoco habría que darlo por hecho “porque todavía muchas cosas pueden pasar”. Es un buen inicio, dijo, pero con ello no se asegura que sea un logro para la seguridad de Guanajuato.
Quizá la opinión más realista ha venido del colectivo Buscadoras Guanajuato -uno de los más de veinte que existen en el estado-. Para ellas las esperanzas de un cambio no llegan con el cambio de fiscal, pues con mucha razón advirtieron que el problema es estructural y acumulado. La violencia y la impunidad ya están aquí y no necesariamente se acabarán sin Zamarripa.