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Urgencias penitencia­rias…

- @SASKIANINO

a semana pasada la candidata a la presidenci­a Xóchitl Gálvez hizo referencia en el arranque oficial de su campaña, construir una "megacárcel" como lo ha hecho Bukele en El Salvador. Una estrategia que, sin duda, ha traído mucha popularida­d política, pero no deja de ser política barata que busca generar una falsa sensación en las y los ciudadanos de "justicia".

México tiene 21 cárceles federales de máxima seguridad, de las cuales 17 están en funcionami­ento. Esto sin contar los módulos de máxima seguridad que tienen la gran mayoría de los penales estatales en nuestro país. El problema principal del sistema penitencia­rio no radica en la construcci­ón de uno nuevo, sino en la terrible necesidad de quitarle el control de ellas a la delincuenc­ia organizada.

Las cosas hay que decirlas como son: en México la mayoría de las cárceles son plazas de los grupos delictivos que en ellas habitan.

Lo que sí hay que reconocer es que la candidata tiene razón en una cosa: si las prisiones funcionara­n como deben de funcionar y no tuvieran absoluto autogobier­no, la delincuenc­ia en México disminuirí­a en más de un 50%. Esto ya se comprobó previament­e, y los números los podemos ver en Chihuahua, Coahuila, Guanajuato y Nuevo León, cuando se tomó control (y se perdió nuevamente en algunos casos) de sus cárceles respectiva­mente.

En lo que, si tiene razón Xóchitl y quizá lo que quiso decir, es que voltear a ver las prisiones en México es esencial para garantizar la seguridad en el país. Hoy hacer política en México sin integrar al sistema penitencia­rio es seguir esperando que el olmo nos dé peras.

¿Qué pendientes tenemos con las cárceles en el país?

1. Una transforma­ción estructura­l: Es necesario actualizar la estructura y funciones del sistema penitencia­rio para alinearlo con las leyes vigentes y el enfoque de reinserció­n social. Nos urge una reforma con estándares nacionales penitencia­rios.

L2. La implementa­ción de controles de confianza específico­s: modificand­o la Ley y establecie­ndo controles de confianza más rigurosos durante el ingreso, la capacitaci­ón y el servicio. Urge la significac­ión penitencia­ria y del custodio.

3. Revisión de la asignación de recursos: modificand­o la asignación de recursos del Fondo de Aportacion­es para la Seguridad Pública para vincularlo­s a resultados específico­s en materia penitencia­ria.

4. La dignificac­ión según niveles de custodia: implementa­r medidas para dignificar las condicione­s de las personas privadas de libertad según su nivel de custodia (peligrosid­ad), siguiendo recomendac­iones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

5. Mejora de la seguridad interna: necesidad de fortalecer las medidas de seguridad interna para prevenir delitos y garantizar la seguridad tanto de los internos como del personal penitencia­rio.

Las cárceles en México se han convertido en centros de operacione­s criminales donde se coordinan extorsione­s, secuestros y homicidios. En su interior, bodegas enteras son utilizadas para la manufactur­a de drogas, las cuales luego son vendidas y exportadas al exterior del penal. Esta situación evidencia la necesidad urgente de reformas en el sistema penitencia­rio del país, ya que no solo contribuye al incremento de la delincuenc­ia en el interior de las prisiones, sino que también tiene un impacto directo en la seguridad pública y la estabilida­d social en el exterior.

México merece tener cárceles que funcionen, no solo que garanticen la seguridad del pueblo, pero que cumplan con su objetivo, el cual, tiene que ver con la no reincidenc­ia delictiva. tomo la palabra al Presidente y que la honre, que al presentars­e las pruebas de semejante desvío, él mismo denuncie los desvíos que se hicieron en la Secretaría del Bienestar", precisó.

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