"MEJOR VENDER QUE VERLOS MORIR DE SED"
SE RESIENTE LA SEQUÍA EN LA COMUNIDAD DE LA CAMPANA; LOS GANADEROS TIENEN QUE MALBARATAR SUS ANIMALES
Unos 32 kilómetros al norte de la cabecera municipal, se ubica la comunidad de La Campana, ahí sus habitantes padecen la sequía que les está obligando a malbaratar sus animales de traspatio antes que verlos morir.
“Una vaquita que se podía vender en más de 15 mil pesos hoy se comercializan entre 6 o 7 mil pesos y lo mismo pasa con las chivas que valen entre 1 mil 500 y 2 mil, se están vendiendo en no más de 700 pesos”, dijo Marcelino García Mosqueda propietario de un pequeño hato de cabras.
Sentado sobre una piedra a un costado del río Temascatío que está seco y viendo como sus cabras buscan entre las piedras del río algo para engullir, don Marcelino alertó que “ante la escasez de agua, los animales de corral pueden comenzar a desarrollar enfermedades, enflacan y se nos mueren por la sed y el hambre". No hay agua y el alimento escasea.
"La verdad, la mayoría está malbaratando sus animalitos, no los vendemos, los malbaratamos. Bien sabemos que si no hay pastura, no hay opción; en la parte más alta donde hay más escasez, hay quienes están vendiendo sus vacas en 3 mil pesos, solo para no verlas morir”, reiteró.
Agregó que “gracias a Dios hasta este momento todavía no registramos un caso de mortandad, hasta ahora buscamos la forma de arrimarles pastura y agua, cuando se puede porque también se ha elevado el costo del alimento".
"La pastura está demasiado cara y en contra parte quieren comprar los animalitos baratos, la verdad es que está muy difícil la situación; una paca de rastrojo o de pata de sorgo, antes estaba como a 20 pesos ahora está a más de 60 y alcanza para alimentar a muy pocos”, dijo.
AYUDA INSUFICIENTE
García Mosqueda reconoció que recibieron unas pacas de alimento, “se agradece, pero fue muy poca la ayuda, no alcanzó para todos. De seguir escaseando seguirán disminuyendo la población de reses y chivas, precisamente porque se están vendiendo a precios muy bajos para quedarnos solo con los que podamos alimentar y pidiéndole a Dios que no se tarde mucho el agua, porque de un año a la fecha la población de animales de corral ha disminuido a la mitad”, precisó.
Los pastores de reses y cabras sacan a sus animales para que entre la piedra busquen alguna hierba para alimentarse, el panorama es desolador y se agrava con la falta de lluvia.