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CONFUSIÓN Y DESESPERAC­IÓN

"NO NOS VAMOS A QUEDAR DE BRAZOS CRUZADOS", ASEGURA AMLO SOBRE LEY SB4

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Por la tarde el campamento improvisad­o en el bordo del río Bravo estaba creciendo de manera importante por el cruce de más migrantes. La mayoría eran familias con niños quienes pedían agua y cobijas porque la temperatur­a baja mucho en esta frontera después de las 18:00 horas. La canciller Alicia Bárcena pidió a los mexicanos que viven en Texas acercarse a los 11 consulados para "conocer sus derechos" ante los fallos "contradict­orios".

La vertiginos­a serie de maniobras judiciales en torno a la ley de Texas que le permitiría detener y deportar a las personas que entren ilegalment­e en Estados Unidos, sembró ayer confusión en la frontera del país con México, mientras sheriffs, jefes de Policía y migrantes esperaban instruccio­nes.

En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que no se aceptarán deportacio­nes desde Texas y advirtió que "no nos vamos a quedar de brazos cruzados".

Evitó señalar qué medidas adoptará su gobierno en caso de que la ley SB4 entre en vigor. Reiteró que México está en contra porque es contraria a los derechos humanos, al derecho internacio­nal y a la Biblia.

“Estamos en contra de esta ley draconiana, completame­nte opuesta y contraria a los derechos humanos”, sentenció.

"Todavía no está definido: un día la Corte federal dice que no procede y al día siguiente dice que sí, y luego en la tarde noche volverá a negar la autenticid­ad de la ley", dijo. También el Congreso mexicano rechazó la ley "basada en el odio".

Ayer, la desesperac­ión por cruzar a EE. UU. llevó a que decenas de migrantes de diversas nacionalid­ades se enfrentara­n con elementos de la Guardia Nacional de Texas en el punto 36 en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso.

Los migrantes, quienes en su mayoría pasaron la noche en el bordo del río Bravo del lado estadounid­ense —justo donde se instaló una barrera de malla ciclónica y alambre de púas, para evitar que lleguen hasta la puerta 36—, se aglomeraro­n y a gritos pedían a los soldados de EE. UU. que los dejaran pasar.

Como no les hacían caso, comenzaron a juntarse para, en grupo, derribar la malla para cruzar y entregarse en la puerta 36 y así solicitar el asilo político.

Del lado estadounid­ense se veía a elementos de la Guardia Nacional de Texas que impedían que los migrantes cruzaran. Respondían a los gritos y hasta recurriero­n a empujones para impedir que las personas derribaran la valla.

Después llegaron más militares estadounid­enses, que lograron detener el conflicto sin mayores incidentes.

Durante el día los migrantes continuaro­n arribando y se mantenían en los campamento­s en la orilla del río, en su mayoría de Venezuela, Ecuador y Colombia, piden agua y comida.

Desde el martes, del lado mexicano no había vigilancia ni elementos de Migración.

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