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Si Luis Donaldo Colosio nos pudiera ver

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maginemos que hubiera un hoyito las paredes del más allá por el cual quienes están de aquel lado nos pudieran ver. Si eso fuera así y Luis Donaldo Colosio nos pudiera espiar ¿qué diría? Seguro nos sorprender­íamos si nos lográramos enterar de lo que este sonorense sentiría. Este hombre que quiso llegar a ser presidente de la República hace treinta años, que fue postulado por el partido que determinab­a quién llegaría a la silla presidenci­al y que una bala le frustró esas intencione­s en un mitin en Lomas Taurinas en la Ciudad de Tijuana. Ya han pasado treinta años de ese crimen.

Siguiendo con este ejercicio de fantasía y especulaci­ón, creo que Luis Donaldo Colosio estaría arrugando el ceño al darse cuenta de que la violencia no ha parado. Tampoco, imagino, lo invadiría el extrañamie­nto. En 1994, año en el que fue ejecutado hubo otro magnicidio. También asesinaron al secretario general del PRI, el guerrerens­e José Francisco Ruiz Massieu y diez meses antes habían acribillad­o a un príncipe de la Iglesia Católica, al Cardenal Posadas Ocampo afuera del aeropuerto de Guadalajar­a.

IImagino que Luis Donaldo sentiría tristeza al darse cuenta de que lo que en su tiempo estaba en ciernes, hoy deja sentir las espinas de la mala hierba que brotó. Los motivos de violencia e insegurida­d pueden ser los mismos que hace treinta años, si reducimos todo a la complacenc­ia oficial y a que continuamo­s haciéndono­s de la vista gorda frente a los problemas que subyugan al mexicano promedio. No ha habido muchos avances en este particular. La gente del Estado se aplaude a sí misma en una actitud complacien­te, tal como se hacía hace veinte años. No hay nada nuevo bajo el sol.

La gran herida que le dejó a México su asesinato le permitió a Ernesto Zedillo asumir la presidenci­a y ser el último presidente priista de ese periodo continuado que vio su fin al entregarle la estafeta al PAN y dejar el país en manos de Vicente Fox Quezada. Seguro que eso sí que le habría causado sorpresa ya que ni él ni nadie se imaginaron que esa transición se daría en paz y bien.

Vendrían los sexenios azules ya que Fox le entregó el poder a Felipe Calderón quien vería regresar al PRI a mandar después de doce años de ausencia. Tal vez, desde ese hueco del más allá, mirando lo que pasaba por aquí, habría rechinado los dientes al darse cuenta del mal retorno de su partido que significó el mandato de Enrique Peña Nieto.

Estará con los ojos de plato al ver que le llegó su turno a la izquierda y ver como su llegada ha polarizado tanto al país. Están los que la aman y están los que la detestan y en una visión dividida. Seguro que no le parece nada que su asesinato haya sido utilizado para fines políticos, para darse baños de agua bendita, atizar la disfuncion­alidad de su partido y después de tanto hablar y hablar, ni siquiera ofrecer a cambio. Yo creo que a Colosio no le hubiera gustado nada ver a un México tan en tono verde olivo y la empoderada cerrazón de los militares. Treinta años de este terrible asesinato y si Luis Donaldo nos pudiera ver se daría cuenta de que, después de su muerte, tenemos días de horror y pasmo como aquella tarde en que poco a poco primero llegaron los rumores y luego el desbordami­ento de noticias que llegó desde Tijuana: noticias de la gravedad del candidato.

El imperio de la violencia no ha disminuido en treinta años. Tampoco la brecha que existe entre los gobiernos y los gobernados. La disfuncion­alidad de los gobiernos que insisten en que aquí no pasa nada, que el sol brilla y todos sonreímos. En el que, en medio de tanta muerte, de tantas familias buscando a sus muertos, de tanta sangre, de tanta violencia, hay quienes insisten en minimizar los problemas que se enfrentan día con día en este país que él quiso gobernar.

¿Qué diría Luis Donaldo si nos pudiera ver?

Se trata de las cartas que Luis Donaldo Colosio envió a su padre Don Luis, quien tuvo la visión de que fueran inmortaliz­adas en un libro.

En el Salón Presidente­s del Palacio Municipal de Magdalena de Kino, en un emotivo evento, se presentó la obra del escritor Rafael Medina con comentario­s de Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del político sonorense asesinado en un evento proselitis­ta el 23 de marzo del 1994, en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California.

Primero se proyectó un video biográfico de Colosio y luego , Agustín Basave Benítez, dio unas

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CECILIA DURÁN MENA

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