La palabra resiliencia es complicada de pronunciar y de experimentar.
Atravesar crisis emocionales para salir fortalecidos de ellas es más sencillo predicarlo que practicarlo. Marcela Serrano, una de las plumas femeninas más conocidas de Chile, se aparta de las historias de ficción para escribir el más íntimo de sus libros, El manto, con el que hace frente a la muerte de su hermana Margarita.
No es una novela ni un ensayo sobre la pérdida. Es un diario de apuntes en donde ejercita la aceptación ante la muerte y hace un homenaje al amor que sobrevive a esta. Para escribirlo, Marcela se aisló tres meses en su casa de campo y aplicó su oficio como una herramienta de sanación y catarsis. Se entregó al duelo para superarlo, porque –como ella ha dicho– al dolor no se le puede sacar la vuelta. Me gusta mucho la manera honesta de abordar la memoria de su hermana, alejada de toda idealización, nombrando sus cualidades, simpatías, defectos y manías. Marcela describe a Margarita y el tiempo que pasaron juntas usando una prosa que equilibra ternura y objetividad; sin elogios exagerados o inútiles reproches. Tiene pasajes muy divertidos, como cuando relata el día en que ambas enviaron una carta romántica con fotos al amor de sus vidas, el actor
Charlton Heston. La autora se apoya en otros escritores que han publicado libros acerca del proceso del duelo, como C.S. Lewis, quien narra la muerte de su mujer en Una pena observada,o Philip Roth que cuenta en Patrimonio: Una historia verdadera sus experiencias al cuidar a su padre mientras este agonizaba.
El manto no es un libro para ponernos tristes, pero sí reflexivos. Invita a valorar, admitir, agradecer. Te lo recomiendo porque es la confirmación de que cuando afrontamos experiencias traumáticas, estas terminan desapareciendo poco a poco, pero sus valiosos aprendizajes se quedan para siempre en nosotros.