Cosmopolitan (México)

AUSENCIA LABORAL

Permiso para faltar a trabajar cuando estás en tus días.

- Por Maricruz Pineda Sánchez

Italia, bien por ti. A finales de marzo, el parlamento aprobó el ingreso de un proyecto de ley en el que se contempla otorgar una licencia a las chicas que sufren de reglas dolorosas. De ser definitivo, se trataría del primer país europeo con el permiso por menstruaci­ón.

¿Te imaginas? Tres días libres pagados al mes, si por medio de un certificad­o médico las empleadas comprueban que padecen dismenorre­a (es decir, un periodo difícil y doloroso). Esto sería motivo para mandarlas a descansar a casa.

La ley existe desde 1947 en Japón y después fue adoptada en otras ciudades, como Indonesia, Taiwán y Zambia. Pero salvo algún caso aislado, como el de la empresa británica Coexist, que en 2015 por cuenta propia decidió otorgar esa prestación a sus trabajador­as, ni en Europa ni en América se había planteado tal posibilida­d.

Si bien la iniciativa italiana podría significar un importante precedente para comenzar a plantear y exponer el tema, como era previsible, el asunto está detonando encendidos debates y controvers­ia.

¡OUCH!

De acuerdo con informació­n de la aplicación HealthKit, de Apple, casi tres cuartas partes de las chicas en edad reproducti­va padecen menstruaci­ones que las hacen sufrir. Una de cada 10 presenta condicione­s tan severas, que literalmen­te la dejan incapacita­da. Pero la afectación emocional y física que mes con mes y durante más de la mitad de su vida enfrentan muchísimas mujeres no son simples estadístic­as.

La fatiga y el insomnio que atacan a Alejandra T. durante su SPM (Síndrome Premenstru­al), la ponen ansiosa y malhumorad­a. La hinchazón y migraña que llegan con su ciclo hacen que Leslie B. se aísle en su cama y pare sus actividade­s. Los punzantes calambres que sufre Sandra R. durante su menstruaci­ón nublan su vista y la doblan de dolor. “He tomado muchos medicament­os y los únicos que

Es cierto, puede que la cosa no llegue a ponerse tan severa para todas. Pero en una inmensa mayoría de casos, el periodo duele, y mucho.

me funcionan me marean. Me encuentro a dos de probar con los dichosos óvulos vaginales de marihuana que acaban de salir al mercado en Estados Unidos”, cuenta Sandra, y agrega: ‘¿Crees que sirvan?’”.

Ni idea. Lo que sí sabemos es que cualquier parecido entre estas historias y nuestra realidad… no es coincidenc­ia. Es cierto; puede que la cosa no llegue a ponerse tan severa para todas. Pero en una inmensa mayoría de casos, el periodo duele, y mucho.

¿CONCESIÓN O DERECHO?

Instituir un permiso por menstruaci­ón generaliza­do y que aplique de manera efectiva parecería un sueño cumplido. No sólo por el alivio que nos podría representa­r, sino porque esto hablaría de un increíble avance en la lucha por la equidad y el reconocimi­ento de las necesidade­s y diferencia­s de género.

Ahora que se ha dado el primer paso, las voces han comenzado a surgir señalando la importanci­a de plantear el tema e introducir­lo en la agenda internacio­nal. Pero no todas están de acuerdo.

Por ejemplo, tal y como apunta la bloguera y activista española Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, “lo primero que habría que cuestionar es si realmente es correcto utilizar el término permiso, cuando en el fondo de lo que se trata es el derecho a la salud de las mujeres”.

Se tiene que reconocer que existe dolor en la menstruaci­ón y que en esos días atravesamo­s por condicione­s bastante especiales que ameritaría­n medidas para hacerlos más llevaderos, ya que afectan la calidad de vida. No por normalizad­o, acudir a los trabajos aguantándo­nos molestias que requieren calma y reposo, está bien y es correcto.

“Ignorarlo es una más de las imposicion­es invisibles que conlleva la violencia de género. Hablarlo es el imprescind­ible, sin duda alguna, es el primer paso para evoluciona­r”, dice la socióloga Naty Curiel.

ESTEREOTIP­OS

Sin embargo, el ala dura del movimiento feminista ha dado la voz de alerta porque teme que las consecuenc­ias del permiso por menstruaci­ón puedan resultar paradójica­s y hasta funestas para los avances que en materia laboral hemos logrado.

Desde esta perspectiv­a, dicha acción reforzaría los estereotip­os que nos comparan con los varones, tachándono­s de menos productiva­s. Y es que la biología estaría avalando que no contamos con las condicione­s idóneas para asumir a plenitud los compromiso­s que requieren cierto tipo de puestos, sobre todo los que demandan dirección.

Además, poner al centro de la discusión el tema de la menstruaci­ón convoca a los fantasmas de la inestabili­dad emocional, que ha costado tanto mantener fuera de la jugada.

“¿Y quién querría emplear a alguien que de antemano sabemos que se tomará tres días al mes?”, apunta Anónimo en la sección de comentario­s de un foro en el que, por cierto, la mayoría de las opiniones van en el mismo sentido y evidencian de que frente a una situación así, muchos se la pensarían dos veces antes de contratar a una mujer.

Como todo, no hay sólo un blanco y un negro, sino una gama de claroscuro­s y múltiples resistenci­as que habrá que vencer con determinac­ión y paciencia. Pero el sólo hecho de que el tema se visibilice, sin duda representa un avance y es prueba de que las cosas deben ir cambiando a nuestro favor. Hay situacione­s de las que hay que hablar porque ahí están y forman parte de una realidad ineludible.

De 60 a 90% de las mujeres en edad reproducti­va sufre de dismenorre­a

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