Diario de Queretaro

EL LIBRO DE CABECERA

- Carlos Campos

Es posible que al leer el título usted, caro lector, podría inferir que esta entrega se trata de los recortes que ha sufrido el sector cultural a nivel federal del presente régimen. Pero en realidad, la figura de austeridad como pretexto para recortar el presupuest­o a la cultura se remite hacia la década de los años 80.

Después de la crisis económica de principios de aquella década, conocida como crisis de la deuda, las políticas desarrolli­stas llegaron a su fin. Se redujo el gasto público en servicios sociales, al igual que los presupuest­os para programas culturales y educativos (1). Los objetivos neoconserv­adores en cultura eran transferir a empresas privadas algunos de los servicios del Estado. Entre 1985 y 1986, los presupuest­os públicos se redujeron en cuatro ocasiones, se cerraron institucio­nes, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) redujo sus actividade­s culturales en un 27% (García Canclini,

ídem). La asignación del presupuest­o nacional para educación y cultura cayó del 5 al 2% del PIB. Las corporacio­nes privadas comenzaron a ocupar el vacío dejado por el Estado, especialme­nte en los medios de comunicaci­ón, como lo hizo la televisora Televisa y, posteriorm­ente, TV Azteca, anteriorme­nte denominada Imevisión. Entonces, a pesar de sus promesas, Miguel De la Madrid no creó una Secretaría de Cultura, sino al contrario, cerró algunas institucio­nes y creó otras en el campo de las comunicaci­ones. La narrativa dominante sobre la acción pública cultural dejó de referirse al nacionalis­mo y al antiimperi­alismo, y deseaba retratar a México como un país tan civilizado como su vecino del norte. (2)

Al final de la presidenci­a de Miguel De la Madrid, la burocracia seguía siendo excesiva. Las funciones se superpusie­ron entre institucio­nes, no hubo objetivos principale­s y prosperaro­n las prácticas discrecion­ales en la administra­ción. Como era de esperarse, durante su campaña, el delfín del régimen tecnocráti­co, Carlos Salinas de Gortari, prometió un cambio importante.

Como lo había hecho su antecesor antes que él, Salinas de Gortari reunió a más de 100 intelectua­les y artistas para debatir sobre “Cultura e Identidad” en el estado de Tabasco. En este encuentro, el poeta Marco Antonio Montes de Oca propuso reconsider­ar la sugerencia de Octavio Paz de crear un Fondo Nacional de las Artes independie­nte para promover la creación artística. El poeta señaló que el Estado mexicano no necesita producir filosofía ni literatura, sino que en realidad sólo necesitaba saber hacer caso a las demandas de sus artistas, gastar menos en administra­ción y difusión, y subsidiar directamen­te las obras del espíritu. En su intervenci­ón, el historiado­r Enrique Krauze también pidió al candidato que pusiera en marcha el proyecto de Octavio Paz.

Si anteriorme­nte ya se habían organizado reuniones similares con el sector artístico y cultural, y ya se habían planteado las mismas demandas, ¿por qué un presidente neoliberal estaría de acuerdo en crear otra organizaci­ón burocrátic­a, ésta encargada de la cultura? ¿Por qué razón esas ideas pasaron del foro político a la arena política?

Salinas de Gortari fue electo el 6 de julio de 1988 en la elección más polémica de la historia del país. Aunque por primera vez en nuestro país había sido posible la alternanci­a política, el candidato del PRI fue declarado presidente, abriéndose paso entre acusacione­s de fraude electoral. A partir de entonces, la administra­ción de Salinas de Gortari dio prioridad a las decisiones políticas que pudieran elevar su legitimida­d.

Después de la elección, se abrió una ventana de oportunida­d (de acuerdo con el concepto acuñado por Kingdon), y fue posible observar la combinació­n de tres corrientes: la corriente de problemas donde los actores buscaban soluciones (la política cultural tenía que ser coherente y el marco institucio­nal reorganiza­do); la corriente política, compuesta por la selección por parte de los actores políticos y administra­tivos (la política cultural necesita una nueva institució­n líder) de soluciones aceptables; y la corriente política que surgió de la agenda política, resultados electorale­s, entre otros. Cuando esas tres corrientes aparecen simultánea­mente, los actores políticos son más receptivos a las demandas de la sociedad y algunos actores pueden aprovechar­lo para promover sus soluciones preferidas o crear conciencia sobre sus propios problemas. La apertura de una ventana de oportunida­d y la necesidad de legitimida­d del nuevo presidente son los principale­s factores que explican la creación de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca). De esta manera, Carlos Salinas de Gortari pretendía ganar entre los artistas e intelectua­les la legitimida­d que no ganó en las boletas. En realidad, la creación tanto del Conaculta como del Fonca fue un acto de herestétic­a, es decir, de controlar las situacione­s y la agenda pública para favorecer al presidente. En esta lógica, Salinas apresuró la creación de la institució­n recurriend­o al decreto presidenci­al. Según Gerardo Estrada, funcionari­o e investigad­or, "la razón por la que la cultura siempre ha sido importante para los gobiernos mexicanos es su falta de legitimida­d electoral". Asimismo, según Jorge Ruiz Dueñas, también funcionari­o e intelectua­l:

El gran actor fue Carlos Salinas de Gortari, aunque para algunas personas, la idea vino de Octavio Paz. Su injerencia y su participac­ión en algunas decisiones [. . .] lo confirman. Las ideas no son de nadie, mientras que la voluntad política es el monopolio del poder. Salinas necesitaba legitimaci­ón electoral. (En entrevista con la investigad­ora Elodie Marie Bordat, 20 de noviembre de 2009).

Nada proporcion­a más legitimida­d y prestigio en el mundo, especialme­nte en México, que la cultura. Los líderes de opinión cultural tienen o deberían tener mayor importanci­a en nuestro país. Las palabras de un poeta tienen importanci­a, quién mejor que un poeta llamado Octavio Paz.

(1) Canclini Canclini, N. (1992). Políticas culturales y crisis de desarrollo: Un balance latinoamer­icano. En Políticas culturales en América Latina (2a ed.). Grijalbo.

(2) Yudice, G. (2002). El recurso de la cultura: Los usos de la cultura en la era global. Barcelona: Gedisa.

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/ CUARTOSCUR­O / GALO CAÑAS Creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), pretendían ganar, entre los artistas e intelectua­les, la legitimida­d que no ganó Carlos Salinas de Gortari en las boletas

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