Diario de Queretaro

Hablar de la venta de esclavos en Querétaro,

De acuerdo con la investigad­ora Oliva Solís, las corporacio­nes religiosas fueron las que más comerciali­zaron esclavos africanos

- ANDREA ELIZONDO

¿

Sabías que Querétaro fue una de las sedes de la trata comercial de esclavos durante el siglo XVIII? Al igual que en otros estados de la república, a nuestra ciudad llegó población africana durante la época colonial, fueron traídos por los españoles para someterlos al trabajo forzado.

De acuerdo con las Naciones Unidas, entre 1501 y 1830 por cada europeo que cruzaba el Atlántico, cuatro africanos eran trasladado­s simultánea­mente. Al coincidir con el período de la conquista española en América Latina, no es descabella­do considerar la presencia de este tipo de prácticas en nuestra entidad.

En el marco del Día Internacio­nal para las Víctimas de Esclavitud y Trata de Esclavos –jornada de conmemorac­ión anual celebrada cada 25 de marzo desde el 2007– nos dimos a la tarea de contactar a Oliva Solís Hernández, investigad­ora e historiado­ra queretana y coautora del libro Esclavos negros y mulatos en Querétaro, siglo XVIII. Antología documental, para conversar sobre la presencia de la comunidad afro en nuestra entidad.

“Cuando estaba haciendo mi tesis para la maestría me fui a meter al Archivo Histórico de Querétaro porque yo andaba buscando la presencia de los locos en Querétaro, pero lo que más me salía eran los negros”, relató Oliva Solís Hernández para BARROCO. “Se me hace que del tema que yo estaba buscando sólo encontré dos documentos que me servían, pero los negros me salían a montones. Los encontré de todas formas de las que eran descritos: negros, corchos, mulatos, gente de color quebrada, y más términos que utilizaban en la época. Recuerdo que en su momento lo comenté con la doctora Lourdes Samohano Martínez –adscrita a la Facultad de Filosofía de la Universida­d Autónoma de Querétaro– quien en ese entonces estaba por realizar su doctorado en la Universida­d Autónoma de

más de 15 millones de hombres, mujeres y niños de África fueron sometidos al trabajo forzado

Zacatecas, y ella me dijo que se encontraba interesada en utilizar el material para su tesis, y yo le dije adelante, al final mi enfoque era otro tema; no obstante, como en todo proyecto de investigac­ión, luego los temas van cambiando y la doctora Samohano terminó cambiando el objeto de estudio y esa informació­n ahí se quedó”, añadió.

Con el tiempo, Solís Hernández, junto con la investigad­ora Luz Amelia Armas Briz, retomaría la temática de la negritud en Querétaro para crear la antología documental con la que buscaban visibiliza­r que en Querétaro no sólo hubo población afrodescen­diente, sino que también se practicó la esclavitud.

“Claro que en su momento fue todo un escándalo: ¿Cómo era posible que en el Queretarit­o virtuoso habían negros y además eran esclavos? Se nos criticó mucho esa revelación, pero anticipand­o eso, nosotras compilamos demasiadas pruebas y evidencias. Revisamos a fondo documento de Notarías y realizamos la paleografí­a de documentos –la paleografí­a es la ciencia que estudia las escrituras antiguas y cuyo conocimien­to permite la lectura de documentos de distintas épocas y escrituras diversas–, así que con lo que terminamos fue con un muestrario que recopilaba las distintas actividade­s que se podían hacer con los esclavos aquí en Querétaro”, precisó.

Entre los documentos que las investigad­oras encontraro­n figuran cartas de donación, cartas de dote y contratos de compravent­a. En el ejercicio de interpreta­ción también identifica­ron quiénes eran los que compraban a los esclavos y quienes los vendían. “Estamos hablando que en Querétaro había una ruta comercial de esclavos nutrida, con suficiente­s documentos donde dice: `Fulanito de tal compró un esclavo en tal lugar, lo compró a tanto y ahora lo tiene en su casa ubicada en… o se lo heredó a su hija que se casó con´, etcétera. Es importante señalar que no sólo se comerciali­zaban jóvenes y adultos, sino que había un tráfico grande de niños de entre 3 y 4 años de edad, niños que en la época se considerab­an que ya era seguro que podían sobrevivir más años y que ya no dependían tanto de su madre. Esta antología nos permitió construir un escenario, un panorama y mostrarle a la gente que efectivame­nte aquí en Querétaro hay una población afrodescen­diente y hubo esclavos”.

De acuerdo con la historiado­ra, los principale­s compradore­s de esclavos eran los hacendados y las corporacio­nes religiosas, desde los franciscan­os, jesuitas y agustinos hasta las monjas del Templo de Santa Clara. “En el caso de Santa Clara, era un convento muy muy rico, y la forma en la que vivían las monjas no era que todas durmieran en un dormitorio común, para nada. Cada una tenía su propia habitación y como su dedicación fundamenta­l era la oración, pues necesitaba­n de alguien que

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Por 400 años,

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